domingo, 18 de abril de 2010

CRONICAS

Crónicas
Pablo Jair Ortega
www.enlaceveracruz212.com.mx
pablojairortegadiaz@gmail.com
28 de MARZO de 2010

DUARTE CANDIDATO

El Cofre de Perote amaneció nevado. Este abril se ha convertido en un mes más que caluroso, raro.

El temor principal era que la señora lluvia no hiciera su aparición y arruinara el día. Por la carretera de Coatepec a Xalapa se aprecian colas y colas de camiones de transporte, en su mayoría de la sección 10 del sindicato de petroleros, mismos a quienes deben haber hecho caminar por lo menos unos 2 kilómetros para llegar al punto.

El chiste es llegar a la zona UV desde temprana hora. Ahí en donde está el legendario restaurante “La Pérgola”, a donde se supone que llegaría toda la clase política veracruzana de primer nivel para… no sé, tomar café de perdida para aguantar la desmañanada. Quizás para comer huevos estrellados con arroz. Lo que sea es bueno para calmar la panza.

La flota periodística se concentra ahí en los escalones del comedero y aguarda.

Pero así como sucede con los hormigueros de las arrieras, poco a poco se concentran camisas rojas en los alrededores del Estadio Xalapeño. Es mejor ya entrar en las instalaciones, pero ¡chin! El gafete de prensa… Y es que resulta que sin dicha credencial no pasa nadie.

Por ahí pasaba un vendedor de credenciales piratas: “Llévelo, llévelo, su credencial original de prensa, llévelo, llévelo”… “Agua bendecida por el candidato, llévela, llévela”.

Es cotorreo, no se crea.

Adentro la onda es caminar sobre la alfombra roja utilizada para no echar a perder el zacatito. El tartán de la pista olímpica fue cubierto con algunos hules, y hasta decían por ahí que iba a estar prohibida la entrada a zapatos de tacón, aunque las nenas se vean mejoooooor, que con zapato de pi-so.

Y rolar, y rolar, y rolar y rolar… Dentro del estadio se van acomodando con unos estandartes humanos que servían como identificación a los invitados especiales, frente al presidium. Las gradas del estadio fueron destinadas para los que llegan de todas partes del estado: desde Las Choapas hasta Pánuco; y hay de todo: petroleros, maestros, campesinos, obreros, músicos, médicos, y uno que otro viejo buey.

No se sabe si fue parte del escenario, pero para amenizar con la chunchaca y el son jarocho reprise, estuvo pase y pase el tren para silbar su poderosa presencia de acero.

Hay mucha flota conocida de todo el estado: gente de Olmeca Tv de Coatzacoalcos que viene a realizar la labor; Miriam Gracia Magaña, también coordinadora de prensa de Duarte (¿Pos cuántos son?). La gente encargada del escenario dicen que no han dormido ni un ápice, porque desde anoche están armando lo que la naturaleza no les dejaba: se les cayó el escenario; la madrugada se les perpetuó.

Esta vez no hay un maestro de ceremonias: hay cuatro. Se turnan cada quien con estilo para amenizar a una tremenda masa imposible de controlar.

Practican la ola, pero se atora. Hay una parte del estadio que de plano anda medio apachurrada, cansados por el viaje. Los de Mina fueron precavidos y trajeron sombrillas para cubrirse del sol, y es que los sentaron ahí merititito donde el astro hace su nido.

Los nexteles y su clásico “ti-ti” funcionaban de maravilla, pero viera usted el caos que se hizo después.

El acceso es paulatino; se ven caras de políticos conocidos que se van instalando en los lugares designados. Unos se saludan entre sí, otros se evitan; unos caminan como desconociendo el terreno que pisan, pero así como los demás, van haciendo que el estadio tome vida. Los fotógrafos igualmente van deambulando buscando rostros, risas, manos, pies, letras.

El sol se oculta, y una sureña expresa “Parece que va a llover”… No la chifles.

En la entrada regalan sobreros de palma, de esos que se hacen a mano. No es por nada, pero se antojan con el calorcito y para mantener fresca la tatema. Viera usted el “sombrerío” que se formó, que hasta parecía convención de cañeros. Igual, todo mundo a regalar agua.

Así como va llegando la raza, así también hay que ver detrás del escenario, justo en el momento en que arriba el ex senador Enrique Jackson para dar unas entrevistas… ¡Aaah, por acá entran los peces gordos! ¡Mira tu! ¡Ahí viene Granier, el de Tabasco!

Así van llegando caravanas de lujosas camionetas, que hasta parecía convoy de sicarios. Cuando llega el licenciado Miguel Alemán, ya sabrá la movilización de la “guaruriza”. Uno llega hasta donde están los medios y dice “Para atrás, por favor, va a entrar el gobernador”…

--Ex gobernador-- le corrige una reportera.

Cuando llega Alemán ante las cámaras, toda la seguridad se detiene… ¡Chale, no hay que ser, si nomás se quiere entrevistar al licenciado, no asaltarlo!

--Es que esto está hasta la madre-- dice el capitán Montano en tono jarocho.

Entre los rezagados arriba David Velasco Chedraui, prácticamente corriendo, pero se detiene a saludar a la prensa.

Pero… ¡Pélale tu también! ¡Ya empezó el acto! Sale hecho uno la duro.

La verdad que en un inicio se pensaba difícil, imposible, que se llenara el estadio para un evento político, pero al regresar al escenario principal ya eso está a punto de desbordarse de tanto priísta ahí reunido. Ya está Beatriz Paredes, Emilio Gamboa, Carlos Romero luciendo con barba rebelde sin causa (a lo mejor se le pegó el sindrome de “odio la rasuradora” que padece el también presente Víctor Flores), Manlio Fabio, Gustavo Carvajal, Ulises Ruiz.

Están Tío Fide, Doña Rosa, sus hijos, Doña Karime, el propio Duarte y hasta el “gober precioso”, ahí sentadito sin ganas de dar coscorrones.

Justo el momento para que Beatriz Paredes tome la palabra y se acerque junto con Duarte al punto donde sería la protesta. Desde el asiento hasta los micrófonos, de frente, son como 30 metros, y los fotógrafos sufriendo: “Pérensen, no se vayan, ahí tómela, pérensen”… Y ni modo, a correrle, a abrirse paso en una multitud que difícilmente quiere concede.

“Sí protesto”, dice Javier Duarte de Ochoa, candidato del PRI a la gubernatura del estado… Y click, click, el retrato ya salió… Click, click, click, candidato se movió.

Va el mensaje. Duarte se ve visiblemente emocionado, quizás nervioso; digo, ser candidato a la gubernatura de Veracruz no debe ser como un examen de español en la primaria.

Ahí reafirma: “Empieza una nueva etapa para Veracruz; tiempo que sin duda nos hace enfrentar nuevos retos, pero que nos da pie a encontrar nuevas respuestas”.

Asevera: “Es tiempo de fortalecer nuestros compromisos con la sociedad… Actuar juntos para preservar el mañana”.

“El 4 de julio ganaremos la elecciones de gobernador. Ganaremos el congreso del estado. Y ganaremos también los ayuntamientos de Veracruz… Veracruz exige de todos nosotros, de nuestros compromisos, capacidad, entrega… Por un Veracruz más libre y más justo… Con Veracruz vamos para adelante”.

Y la gente aplaudió. Hay que moverse rápido a la salida. Ahí donde pasaba un niño verde chamaqueado que nunca quiso abrir la ventana de su trocota para saludar.

Voy, voy, voy, ni que tuviéramos roña.

EPÍLOGO: “¡Tócalo, tócalo!” decían unas morritas enamoradas por completo del candidato por Boca del Río, Salvador Manzur. “El gober me saludó, me dio la mano”. Haga de cuenta Hollywood.

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DE COLOR

MIdiablo / DAVID FERNÁNDEZ.- Una mañana fría, con falsas amenazas de lluvia, ahí por CU en Xalapa. Un día aparentemente sin color. La prensa ansiosa, cotorreando, echándose un chesco. Con movimientos erráticos por todo el lugar, al acecho, ¿por donde viene?

El priismo veracruzano ésta de fiesta: hoy arrancó la campaña por las elecciones, para elegir un nuevo gobernador: la campaña por Veracruz.

El sonido de una valla metálica estrellándose en el piso. Ya empezó, el desmadre, pensé, como todo un concierto de rock. En efecto, no había visto tal poder de convocatoria desde el concierto de los 15 años de Café Tacuba.

El estadio Xalapeño rebosaba, a lo lejos se oía como recibían a las comitivas de todo el estado: Tantoyuca, Las Choapas, Xico, Nanchital… por un instante no cupo un alma más.

Para los que ya no entraron no hubo problema alguno, expresaron su apoyo desde la calle con batucada, ondeaban altas banderas rojas, otros cargaban en hombros un corazón gigante con las iniciales del candidato Javier Duarte, unos mas jugaban con una pelota con la cara del Chavo del Ocho Animado. Dentro, jóvenes de la banda de guerra se divertían gastándose bromas.

Mientras los ojos de la prensa se posaban en la toma de protesta del cordobés, y en las personalidades políticas presentes, el priísmo joven celebraba; comían hotchos y esquites frente a la UV, compraban helados, algodones de azúcar y bailaban al ritmo de los tambores.

Duarte terminó su discurso, se bajó del estrado, pero pasó mucho rato antes de que la música callara. Jóvenes minatitlecos marchaban como una pequeña milicia romana expresando laureles a su representante por un alta voz. La alcaldesa de Nanchital se puso a echarle porras con su equipo de trabajo al recién ungido.

Poco a poco nos dimos cuenta que la fiesta había terminado. La banda dispersándose, la señal telefónica hecha un caos… ¿y el color?, el color es rojo.

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