Columna sin nombre
Pablo Jair Ortega
www.columnasinnombre.com
pablojairortegadiaz@gmail.com
19 de ABRIL de 2010
CALDERÓN LE MATA UN POLLO A SABINA
Sí. Es Sabina. Es poeta y músico; un ícono para muchas generaciones que lo idolatran. Como folklóricamente se dice: “lo maman”. Como decía una musa: “Ya pues, mátenle un pollo”.
Tengo amigos que para ellos Sabina es poco menos que Dios. “Ese wey es una… (PALO MAYOR DE UN BARCO)”. Un chilango-tabasqueño-veracruzano, allá en Ciudad Pemex, así me lo ha reiterado hasta la ignominia.
En lo particular, me da hueva.
Este lunes, el cantautor ibérico comió con el presidente Calderón; se esperaba que fuera una onda así como de Bono comiendo con Rigoberta Menchú para hablar de la paz, o Sting vendiendo sus boletos de 8 mil varos para verlo en el Colegio de las Vizcaínas pero a la vez para ayudar a la educación. Algo que por lo menos disfrazara una causa.
Pero no, fue algo así como cuando Lady Di quiso aprender a bailar con John Travolta, o sea una “succionada” digna de los excesos de los gobernantes.
Admirador de Sabina, el presidente no sólo invitó a Los Pinos al cantante de los dientes amarillos luego de que éste en una conferencia de prensa declarara que la guerra de Calderón contra el narco era ingenua.
Supongo que hubo una especie de “Beer Summit”, cuando Obama invitó a chelear a un policía y a un maestro a la Casa Blanca para dirimir un malentendido racial.
La noticia por la tarde de este lunes fue que Joaquín Sabina salió de Los Pinos en flamante camioneta y dijo “Jolines, el gilipolla fui yo”:
Bueno pues, no fue así, dijo que “el ingenuo era él”.
Así, al presidente y al cantante se les fueron las horas, la una, las dos y las tres, y comieron al atardecer en la residencia… ¡Ah, mira que chido! ¡Si yo fuera presidente, pues invitaba a Pearl Jam! ¡O a Metallica! ¡Nel, mejor a Paul McCartney!
¡Que chido por parte del presidente chutarse un concierto privado con Sabina y Tania Libertad donde cantaron con el mariachi de la Secretaría de Marina!
¡Que chido es lo chido! No debe haber mucho qué hacer en la Presidencia que hasta tiempo da de echarse unos alcoholes oyendo al Sabina.
Mira tú, bastó para que Sabina criticara lo que aquí en México se ha criticado hasta el cansancio, y Felipe lo invitó a echarse un taco en la mansión presidencial… Futa, ¿y yo pa’ cuándo, Felipe? ¿Si te la mento me haces secretario de Gobernación? ¿O nel, porque soy mexicano, prieto y de dientes verdes?
Me pregunto cuántas veces no habrán solicitado los padres de los niños muertos en Hermosillo por el incendio en la guardería del IMSS, hablar con el presidente. Me pregunto cuántos familiares de soldados y policías han recibido la misma atención del presidente Calderón por batirse a balazos contra la mafia que, según Sabina, es ingenuo combatir.
Me pregunto si el presidente capta la seriedad de quién aporta la crítica; alguien que se ha metido de todo y no dudo que por lo menos se fume un churro de vez en cuando.
Le pregunto a José Luis, autoridad en materia literaria y de Sabina: “¿Cómo ves el encuentro con Calderón?”…
--Putos los dos… Nomás que uno es poeta y el otro es un pendejo.
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