miércoles, 7 de abril de 2010

COLUMNA SIN NOMBRE

Columna sin nombre
Pablo Jair Ortega
www.columnasinnombre.com
pablojairortegadiaz@gmail.com
6 de ABRIL de 2010

NACE BRANDON, MUERE COBAIN

No todo es política. Existe el cine y la música, que son mucho mejores. Xalapa es una muestra de que no sólo es una gran olla de grillos, sino que también hay fandango en el Patio Muñoz, músicos y danzarines hippies en la Plaza Lerdo con sus bailes y tambores africanos. Hay rock & roll en La Hermita. Hay cines tradicionales como el Pepes, fresas como los Cinépolis, y alternativos como el Ágora.

Hay cafés para la trova, La Tasca para la música tradicional de Los Macuiles, espacios como el Tierra Luna, donde se combinan aromáticos, comida, pintura, performances.

Y como no todo es política, este mes es para recordar que el 3 de abril Marlon Brando cumpliría 90 años; un Padrino realmente ya viejo, como el que muere en el sembradío del patio de su casa, ahí frente a su nieto Anthony.

El Padrino, dicen, es un libro obligado para muchos; es incluso una biblia para quienes gustan de los códigos de honor para una vida simple, pero exitosa. Para entender cuando se deben tomar decisiones que merezcan importancia en el poder y la continuidad de éste. Cuidar de la familia.

El Padrino, pues sí, era un hijo de su tapu-drema porque mandaba matar; ese no decía “A ese cabrón lo voy a matar si no me paga” en sentido figurado; en realidad llegaba él, algún caporegime o el temible Luca Brasi para volarle los sesos al deudor.

El Padrino fue quizás el papel más importante de Marlon Brando. Hoy se le recuerda porque por ese papel ganó el Óscar que rechazó, enviando a una representante de las tribus nativo americanas para llamar la atención del mundo en contra del mal trato y la manera en que los pueblos amerindios fueron desplazados a las reservas. Ese video se puede ver en You Tube.

Brandon, ícono de toda una generación a punto de desaparecer, no sólo fue Don Vito: también se le recuerdan por los papeles en “Un tranvía llamado deseo”, donde también hace un papel de hijodesuma, y el de Paul en “El Último tango en París”, donde convierte la mantequilla en lubricante anal.

Otros clásicos: “Viva Zapata”, “Apocalypse Now!” donde interpreta al megalómano coronel Kurtz…

Sí, Kurtz, casi homónimo de Kurt, como en Kurt Cobain.

El 5 de abril de 1994, se suicidaba otro ícono para una generación denominada “X” ya no de tan chavitos, pero que son los que en este momento predominan en el campo profesional.

Kurt Cobain, el líder de NIRVANA, se pegaba un riflazo por la boca aunque persiste esa inevitable hipótesis de un asesinato, que a la vez afianza la leyenda de las pléyades de rocanroleros que fallecieron antes de lo 30 años bajo circunstancias pachecas o misteriosas.

Hoy tendría 41 años.

NIRVANA muchos suponen que ya estaba en su cúspide de genialidad; su último album Unplugged es de culto para quienes gustan oír de versiones acústicas y un trío alternativo formado por cuatro (cuando presentan a Pat Smears). Clásico también porque --hasta donde tengo memoria-- es el concierto con más errores técnicos y del mismo Cobain a la hora de interpretar “Pennyroyal Tea” en este género, lo que lo hace particular y único.

Al morir Kurt Cobain fue el mismo dolor que muchos sufrieron cuando murió John Lennon. Apenas estaba cumpliendo un año de vida en ese fatídico 1980, pero estoy seguro que así como le lloraron, me tocó vivirla cuando en plena adolescencia al ver por las noticias de MTV (cuando dicho canal valía la pena verlo) que el cuerpo de Cobain era encontrado en su casa de Seattle, con la cabeza echa pedacitos, una mezcla entre sangre, sesos, cráneo e ideas creativas revueltas en un atole rojo.

Lo que uno se acuerda de abril. Recomendable ver El Padrino (y leerlo, por supuesto) y oír la trágica vida de Cobain en sus letras crudas y guitarrazos estrambóticos.

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