Chagoya (vazquezchagoya@pasillosdelpoder.com)
Enviado: jueves, 01 de abril de 2010 03:11:43 a.m.
Para: vazquezchagoya@pasillosdelpoder.com
Columna sin nombre
Pablo Jair Ortega
www.columnasinnombre.com
pablojairortegadiaz@gmail.com
31 de MARZO de 2010
LA MOCONOVELA MEXIQUENSE
Experto en dramas televisivos, baratos, mal argumentados y burdos, el gobierno del Estado de México --y en consecuencia, el gobernador Enrique Peña Nieto--aparentemente acaban de finalizar una tragedia que los medios “nacionales” quisieron vender como el drama del año.
Triste, es cierto, pero la cobertura mediática más la pobreza investigativa demostrada por las autoridades mexiquenses, todavía vino a echar a perder más lo que pudo haber sido una tragedia como la del bebe Lindbergh, pero que --chafas como ya son las novelas mexicanas-- nos deja claro el nivel dónde se juega con un caso real de una niña desaparecida, para convertirlo en el escenario que demuestra la incapacidad de la policía mexiquense.
Mucho más que el ridículo hicieron los de la Procuraduría de ese estado cuando fueron exhibidos como ineptos; un viejo policía jarocho decía que nomás era cosa de tantita lógica: si la niña no camina bien, padece de sus facultades, y tiene dificultades para desplazarse, lo más lógico hubiese sido que se buscara a fondo dentro de la casa para asegurarse que la niña Paulette no estaba ahí.
Que hasta resulta poco creíble la frialdad de una señora madre (a la que nadie le cree la lágrima y ya le pesan los señalamientos populares de culpabilidad) para llevar a los reporteros a la recámara de la niña, sentarse sobre la cama donde estaba su cuerpecito, y decirle a todo México que por favor “el que la tuviera, que la cuide mucho”.
El comentarista de Milenio hacía la siguiente observación: “No soy perito, pero ¿qué no la recámara debería ser la escena del crimen preservada?” La respuesta de la reportera en el lugar de los hechos hacía referencia a que sí, efectivamente hubo indagación de peritos en el lugar porque había polvo para detectar huellas, pero increíblemente nunca encontraron el cadáver de la pequeña que estaba en sus narices.
Para esto, el gobierno del Estado de México, experto en crear fenómenos televisivos patéticamente mediáticos, como la relación sentimental entre Peña Nieto y “La Gaviota” con miras a la candidatura presidencial del mandatario mexiquense, hizo toda una parafernalia para hacernos creer que James Bond, CSI, el Belascoarán, Sherlock Holmes y hasta Jack Bauer estaban tras los pasos del villano o villanos que podían haber desaparecido a la pobre niña.
Diez días buscando “evidencias”, policías fuertemente armados y encapuchados cuidando quien sabe qué en un departamento de lujo vacío luego del hallazgo del cadáver… En fin, un circo mal hecho como los que arma Peña Nieto.
Ya ahorita ni la Gaviota lo salva. Ya de por si todo México ya estaba hasta el copete --jeje, copete-- de la melosa relación personal.
Lo triste es que un caso tan grave para la justicia mexiquense, en lugar de demostrar capacidad y eficacia, lo único que hizo fue descubrir la realidad un gobierno frívolo enfocado a promover una candidatura presidencial a través de la difusión en medios de información.
Precisamente la cercanía geográfica del Estado de México con el Distrito Federal (donde se asientan los medios de alcance nacional) convierten temas locales como la desaparición de la niña Paulette en todo un evento que, según criterio chilango-mexiquense, merece toda la cobertura en páginas, noticieros, estaciones de radio.
La agenda de la semana fue la desaparición de la niña. Nos recuerda al caso de Mayito Bezares, actualmente perdido en el olvido. Toda las chinches mañana y gran parte de los recientes días nos tuvimos que chutar el caso de la niña Paulette.
¿Por qué no se le ha dado la misma cobertura a otras niñas desaparecidas, por ejemplo, en Ciudad Juárez? ¿Por qué no hacer condena, crítica, cobertura, a lo que ocurre en el país, donde mueren niños a manos de soldados o sicarios? ¿Por qué no hablar de situaciones graves donde un grupo de matones se mueve impunemente en regiones importantes como la de Tuxtepec?
Si el caso merecía tantos reflectores, si era tan importante, ¿por qué no hizo acto de presencia el Procurador para no hacernos pensar que Batman estaba investigando el caso? ¿Para qué tanta vigilancia lista para las fotos, si ni siquiera supieron buscar dentro de una casa de dos pisos?
En fin, es muy triste y nos unimos al dolor de la pérdida de un ser tan inocente que a la vez es víctima de una utilización política y mediática, que sólo exhibe las deficiencias de un gobierno que le gusta la cámara y unos medios que se derriten por Peña Nieto.
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