lunes, 4 de junio de 2012

ARTICULISTA INVITADO


ARTICULISTA INVITADO

Héctor Yunes Landa

La participación de los jóvenes es nuestro activo más valioso para el cambio.
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 La sociedad mexicana necesita grandes cambios y la mayoría de los ciudadanos de este país estamos de acuerdo en ello. Por eso es que la expresión de los jóvenes que están abriendo un espacio de participación real en el proceso electoral es muy importante para el futuro de nuestra nación. La propuesta de los jóvenes quizá pueda ser vista desde varias perspectivas, lo que a muchos está sorprendiendo, pero creo que lo más  relevante es que estamos viendo que su rebeldía está efectivamente fundamentada en la justa necesidad de hacerse escuchar. 
Ante la situación por la que atraviesa el país, no es para menos que los jóvenes universitarios hagan uso de su voz, eso es lo que muchos esperamos de los naturales agentes de cambio de la sociedad. En lo personal muchos jóvenes me han compartido sus preguntas de por qué llegamos a esto que los mexicanos enfrentamos día a día: violencia atroz, inseguridad, economía inestable, falta de empleos, altísimos índices de pobreza y marginación, un desalentador panorama en el sector agropecuario, un sistema de seguridad social abandonado, y muchos etcéteras. Yo estoy de acuerdo en muchas de las justas demandas de los jóvenes, porque México merece ser un país diferente, dejar atrás el atraso y lograr un alto grado de desarrollo y bienestar con oportunidades para todos sus habitantes.
Muchos jóvenes me preguntan también por qué estamos tan divididos, y algunos políticos se la pasan agrediendo y peleando, en vez de proponer soluciones y construir acuerdos. La respuesta estriba en que en los últimos años ha faltado un liderazgo verdadero para conducir a México por un camino venturoso, que se dejó de hacer lo que el país necesitaba, y en cambio, el país fue sumido en el despotismo y la intolerancia, y en una gran incapacidad para el diálogo con las fuerzas representativas de la nación, en una miopía que nos llevó a la polarización política y social, así como a la falta de visión de futuro. Eso es parte de lo ocurrido en el país en los últimos años, esto es innegable.
He insistido mucho en este espacio de colaboración semanal que la falta de liderazgo y la intolerancia nos llevó por un camino equivocado que tuvo como efectos colaterales la implementación de políticas públicas erráticas, agravado todo ello por la promoción de la violencia de Estado contra la violencia criminal, en lugar de fortalecer primero la inteligencia y diseñar una estrategia que evitara la infame situación que vivimos.
Por eso es bienvenida la participación de los jóvenes con su ímpetu y talento, estamos seguros que aportará mucho al futuro inmediato de la nación, necesitamos ese compromiso de los chavos, y qué mejor que los universitarios se sumen proactivamente al escenario político nacional. Hoy es el momento, estamos seguros que la energía de las nuevas generaciones de mexicanos servirá para los cambios favorables.
A todos nos preocupa que, al lado de las justas demandas de apertura y Democracia de estos jóvenes, similares a las que tuvimos hace décadas quienes entonces éramos jóvenes, se involucren intereses oscuros y algunos francamente retardatarios de los grandes cambios que está exigiendo México. Al lado de jóvenes líderes que alzan la mira y tratan de empujar la transformación de la nación manteniéndose al margen de la lucha partidista, existen grupos que centran sus ataques en contra de Enrique Peña Nieto, como si esto fuera la solución a la grave problemática nacional, originada precisamente por los pleitos y divisiones de los otros partidos y candidatos participantes en el proceso político.
A México le urge la unidad nacional, requiere mucha voluntad y creo que los jóvenes pueden hacer grandes cosas para empujar los impostergables acuerdos nacionales, que nos empujen a las fuerzas políticas a concretar un proyecto de nación que beneficie a las mayorías, a sumar voluntades para ser capaces de alcanzar los consensos necesarios.
Por mi parte, como candidato al Senado de la República, me comprometo a ser conducto para canalizar las inquietudes de los jóvenes. Por supuesto que la juventud tiene su propia voz para hacerse escuchar, sin embargo en la gran empresa que es México y en particular nuestro Veracruz, debemos unir nuestros esfuerzos para alcanzar lo que más convenga a nuestros paisanos y compatriotas.
En el PRI tenemos el compromiso de cambiar a México para siempre y sabemos que en los demás partidos hay gente que tiene también este ideal. Lo importante es que quienes tenemos este propósito logremos unir fuerzas para superar a quienes se oponen al cambio, que también existen en todos los partidos y grupos sociales. Por eso me comprometo como senador a integrar la participación de los jóvenes, porque su empuje y su pasión son la clave para que México logre un cambio grande y definitivo, que nos impulse hacia un mejor futuro., el que los jóvenes demandan y esta gran nación se merece..

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