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Un ejercicio viciado

Por Roberto Piñón Olivas

Cuando observé a Felipe Bravo Mena alzando su boleta frente a los medios de comunicación para orientar el voto hacía el SI en la consulta por la coalición PAN-PRD en el Estado de México, no había duda: el ejercicio sólo constituyó el refrendo de una decisión cupular con fines propagandísticos.

Antes y después que él, otros líderes de opinión del Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática utilizaron la misma estrategia para sumar participantes y guiarlos en el sentido de su participación.

Las consultas, referéndums y plebiscitos, para ser válidos, requieren seguir una serie de candados que garanticen la libertad de decisión de quienes participan; en el caso de la consulta en el Estado de México no ocurrió así.

La organización de la consulta corrió a cargo de la asociación civil Alianza Cívica, que en 2010 recibió apoyos por 1.2 millones de pesos del gobierno de Felipe Calderón y .8 millones de una organización religiosa norteamericana dedicada a promover la paz y la reconciliación internacional, American Friends Service Committe, quien a su vez es financiada en un 30% por otros organismos internacionales.

La ausencia de medidas sancionatorias para difusión de promoción que inclina la balanza hacia el Si por parte de la agrupación organizadora así como el origen de su financiamiento, son cuestiones que evidentemente forman opinión en relación hacia la validez del ejercicio.

No sé si estos datos los conoce el Partido de la Revolución Democrática. El caso es que al interior de dicho partido político existe una división en torno a la coalición. El presidente nacional sostiene la postura de apertura para ir en coalición, pero la secretaria no está de acuerdo.

Esta diferencia de opinión no es simple, representa una ruptura fundamental en criterios hacia el interior del partido del sol azteca, que no va a ser fácil superar, en un entorno en donde Alejandro Encinas decide declinar a su aspiración de ser el candidato a la gubernatura por el gobierno del estado de México y probablemente sea el abanderado del partido del trabajo y Convergencia.

Cualquier tipo de consulta debe estar basada en estándares mínimos de equidad y transparencia, así como un apartado sancionatorio para conducir correctamente el ejercicio.

Es evidente que en el caso se trata de un esfuerzo de comunicación política para posicionar una marca, que en el caso es una coalición PAN-PRD.

No es el único ejercicio de marketing que tendrá que superar. Luego habrá que explicar, como se hizo en Sinaloa, Oaxaca y Puebla, que el agua y el aceite se pueden juntar y plantear un proyecto de gobierno común, conciliando sus intereses ideológicos.

La práctica política, como lo demuestra este caso, parece encontrar patente en el interés simple de derrotar electoralmente, sin aportar nada adicional, que un gobierno de coalición, que en las condiciones de la política mexicana, tiene pocas probabilidades de fortalecerse, al menos en el plazo inmediato.

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LIC. ROBERTO PIÑÓN OLIVAS
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