viernes, 7 de agosto de 2009
LA OBESIDAD ES MOTIVO DE DIVORCIO
POR OBESIDAD, 47 POR CIENTO DE LAS RELACIONES EN PAREJA PRESENTAN GRAVES PROBLEMAS QUE LLEGAN AL DIVORCIO: IMSS
• El 30 por ciento de personas con obesidad caen en depresión, por lo requieren tratamiento psicológico
La obesidad es una de las principales causas por las que las personas padecen serios problemas para establecer sanas relaciones de pareja, inclusive muchas veces este padecimiento deriva en el divorcio, afirmó el doctor Enrique Camarena Robles, jefe del Departamento de Calidad del Hospital Psiquiátrico “Dr. Héctor Tovar Acosta” del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Según el especialista, en México entre 30 y 47 por ciento de las personas con obesidad extrema enfrentan el rechazo permanente de algunos sectores de la sociedad, aunque aclaró que las mujeres son aún las más cuestionadas por su sobrepeso.
En entrevista, Camarena Robles indicó que este rechazo de pareja, aunado a otros como el laboral, provoca frecuentemente sentimientos de tristeza, frustración, enojo, baja autoestima, minusvalía y desesperación y, en casos extremos, depresión, tal y como ocurre en el 30 por ciento de las personas con obesidad extrema o mórbida.
Argumentó que de acuerdo con un estudio recientemente elaborado por el Instituto Karolinska (Suecia), se determinó que hasta el 47 por ciento de las personas con obesidad tiene dificultades para establecer una sana relación de pareja, porque son víctimas frecuentes de abandono y rechazo, sobre todo en lo que se refiere a la actividad sexual, además de que esta condición puede llegar a convertirse en causal de divorcio.
En México, precisó el doctor Camarena, esta situación se puede extrapolar en las personas que padecen obesidad extrema, especialmente en las mujeres, de quienes se espera sean esbeltas, curvilíneas y además se les exige mayor belleza corporal. “Es más fácil que un hombre obeso se case a que una mujer con esta condición logre tener una pareja; ésta es una realidad”, dijo.
Explicó que la obesidad extrema o mórbida es aquella que se caracteriza por tener 45 kilogramos o más sobre su peso corporal ideal, o sobrepeso mayor de 50 por ciento en relación a su talla y estatura, lo cual significa un serio problema de salud.
El individuo, por alguna razón, no puede controlar ese deseo imperativo de comer, lo cual está estrechamente ligado con el deficiente manejo de ansiedad, depresión, hábitos mal aprendidos dentro de la familia y estilos de vida; por ello, la intervención tiene que ser multidisciplinaria, declaró.
El doctor Camarena Robles comentó que el manejo del paciente obeso debe ser integral y progresivo, para lo cual se requiere de la intervención de dietistas, nutriólogos, endocrinólogos y psiquiatras.
Explicó que cuando las personas ven su estética personal comprometida, aunada a enfermedades como diabetes, hipertensión arterial y riesgo de infarto, sufren problemas de autoestima a diario cuando, por ejemplo, tienen que comprar ropa en sitios especiales o dos boletos de avión para poder sentarse, o les es difícil desplazarse dentro de un restaurante o en su área de trabajo.
Afirmó que es común que en nuestro país el exceso de peso se trate de combatir más por la cuestión estética que por salud, y se busquen dietas y “soluciones mágicas”, que distan mucho de serlo; por ejemplo, la ingesta de anfetaminas y hormona tiroidea quitan el hambre de forma artificial, lo que conlleva a baja de peso, pero al dejar de tomarlas, llega a ser mayor la recuperación de los kilos perdidos; esto es el llamado efecto de “rebote”.
De acuerdo con su magnitud, explicó, la obesidad se ha dividido en grados y para su clasificación se emplea una medida llamada índice de masa corporal (IMC), que permite relacionar el peso con la talla. Se calcula dividiendo el peso en kilogramos sobre la talla en metros, elevada al cuadrado para obtener un porcentaje.
Una persona con obesidad extrema rebasa los 40 puntos de IMC; por ejemplo, alguien que mide 1.60m y pesa 102 kilos tendría el siguiente resultado:
102 = 40.23 IMC
1.60 X 1.60Agregó también que, en el aspecto laboral, normalmente se asocia la obesidad con problemas frecuentes de salud; por este motivo, las empresas se muestran poco interesadas en contratar a individuos que pudieran representar faltas constantes al trabajo, gastos en salud e incapacidad a causa del sobrepeso.
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