domingo, 18 de diciembre de 2011

PUNTO Y COMA

Punto y Coma

Los privilegiados de la revolución,
Los que pertenecen a la clase dorada,
Los 52 millones de mexicanos en pobreza.

Por Luis González Romero

Con frecuencia se habla de este México de contrastes en lo cultural, artístico, turístico, educativo, productivo, corrupción, delincuencia, violación de los derechos humanos, servicios; pero sobre todo en lo económico, en donde se clasifican los diferentes niveles económicos y sociales, desde los privilegiados de la revolución, esos que se cuelgan de los partidos políticos para ocupar cargos de elección popular, lo que les permite amasar fortuna a costillas del pueblo hambriento, y junto con esos privilegiados se cuelan otros, como magistrados en diversas instancias que ganan salarios elevadísimos y que en este 2011 han recibido aguinaldos por arriba de los 400 mil pesos.
El pueblo tiene que sostener a los partidos políticos que año con año reciben millones y millones de pesos por el concepto de prerrogativas, mediante la aplicación de las matemáticas para catafixiar votos por pesos y con ese dinero el pueblo mantiene a una bola de holgazanes que viven de y para los partidos políticos en busca de “hueso” que les permita mejorar su nivel de vida con el sudor de la gente, como en el caso de los 500 diputados (profe), que son también parte del gasto que paga el pueblo y que ganan mas de 100 mil pesos mensuales, mas aparte gastos de representación, servicios médicos, odontológicos, viajes, celulares, viáticos, secretarias y ayudantes e incluso guaruras; vaya que se la llevan tranquila durante tres años durante los cuales solo se la pasan durmiendo en sus escaños o participando en denigrantes sainetes que dan vergüenza y que lógicamente en nada resuelven los problemas del pueblo.
A todo lo anterior, el pueblo tiene que cargar con los procesos electorales que cuestan cientos de millones de pesos, a lo que se suma el costo de credenciales, y sobre todo lo que representa en gastos el Instituto Federal electoral (IFE), que aunque se dice que es un órgano autónomo, recibe el dinero de parte del gobierno federal, luego en cada uno de los estados; pero el dinero que reparte la federación es lo que aporta la ciudadanía vía impuestos, carga de la que nadie se escapa, porque el impuesto viene implícito hasta en las bolsas de golosinas, refrescos y todo lo que se consume.
Por ejemplo, los comerciantes informales aseguran que evaden impuesto; los que no tienen ningún negocio, pregonan que no pagan tributo al gobierno; pero ignoran que al compran un refresco, una golosina de esas que vienen en bolsitas, que cuando se toman una cerveza o una copa de licor o se fuman un cigarrillo, el impuesto ya está implícito en el producto y por lo tanto quien lo paga es el consumidor, el que “le toca bailar con la más fea”, porque del impuesto nadie se salva y en esas condiciones 52 millones de mexicanos que viven en pobreza, algunos en lo extremo; pero que finalmente en lo poco que compran están pagando con un agregado que se llama impuesto y que sirve para mantener todo una pléyade de funcionarios de todos los niveles, que en una gran mayoría no sirven para nada, a no ser que por encima de lo que ganan se dediquen a la práctica de la corrupción en sus distintas manifestaciones, desde la mordida que pide el policía o el agente de tránsito de la esquina hasta los miles de pesos que cobran los jueces o ministerios públicos para “enderezar” el problema de los implicados en hechos delictivos, pues no dijera el finado licenciado Cerecedo, “si tienes dinero no hay problema muchacho”; dicho sea también aquello que reza que “con dinero baile el perro; pero sin dinero se baila como perro y, lamentablemente México ocupa un destacado nivel de corrupción entre 152 países, de acuerdo a la óptica y a las estadísticas.
Pues bien, los 52 millones de mexicanos representan la clase jodida; mientras que la otra cara de la moneda, aparte de los privilegiados, también está la clase “dorada”, en la que se encuentran los maestros, especialistas en puentes, en juntas y solicitar días económicos o simplemente los que conforman lo que se le conoce como “ausentismo”; es decir los que no se presentan a trabajar después de una parranda y una “cruda” marca perro, pues al fin el sindicato los protege y los defiende, en el supuesto caso de que se les quisiera descontar la inasistencia en sus labores…Por hoy es todo, soy Luis González Romero, mi correo electrónico: notiluis@hotmail.com, hasta pronto y sean felices.

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