SE PIERDE CREDIBILIDAD EN CANDIDATOS

Se pierde la credibilidad en los candidatos
Utilizan los cargos como trampolín

Por Luis González Romero

Poza Rica, Ver.- Cada día se pierde la credibilidad en los candidatos que buscan cargos de elección popular, sobre todo porque utilizan dichas posiciones de ir de un cargo a otro, demostrando únicamente su ambición de lograr posiciones que les presente poder político y económico, menos cumplir lo que prometieron en campaña, cuando buscaron el voto del pueblo, al que después jamás vuelven a ver.
Quien fuera dirigente nacional de la Vieja Guardia Agrarista y actualmente presidente de un Movimiento ciudadano de Colonias, Primitivo García Zapata, manifestó que el abstencionismo que se registra durante los procesos electorales, federales o locales, es precisamente porque la ciudadanía no cree en los abanderados por los partidos políticos y por ello se abstienen de votar.
Por lo anterior considera que los partidos políticos, cualquiera que sean las siglas o colores, deben ser muy cuidadosos a la hora de seleccionar a sus candidatos, y que lancen a los mejores hombres o mujeres con el objetivo de recobrar la credibilidad en la política, en los procesos electorales.
Pero eso no basta -dijo- pues aparte de que sean buenos hombres o buenas mujeres, no deben burlarse de los ciudadanos que votaron y cumplir con el periodo para el que fueron electos. Que no utilicen los cargos como un instrumento de brincar de un lado a otro y escalar a mejores cargos, como lo han hecho muchas durante las últimas décadas.
Destaca que en su sector, en el campo hay muchas necesidades, muchas carencias y que por eso se requiere de representantes legítimos, que lleguen al Congreso estatal o federal, que desde la tribuna presenten propuestas encaminadas a dar atención a las familias campesinas; gestionar programas para impulsar la producción o comercialización; tienen mucho que hacer, sin embargo no lo hacen.
Dice recordar que desde que era líder nacional pasaba lo mismo, muchas promesas, nada cumplían los diputados de aquellos tiempos, como lo hacen los de ahora y como ocurrió con el Tratado de Libre Comercio, para lo que los legisladores dieron el voto sin tener la menor idea de los problemas del campo.