viernes, 1 de octubre de 2010
EL 2 DE OCTUBRE DE 1968 NO SE OLVIDA
A 42 años de distancia
El 2 de Octubre no se olvida
Por Luis González Romero
Poza Rica, Ver.- A 42 años de la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre no se olvida, el rojo amanecer sigue palpitando en el recuerdo de quienes de alguna manera fueron actores y victimas del movimiento estudiantil de 1968, que terminó con la brutal represión gubernamental que con las balas acabó con la vida de cientos de jóvenes que fueron identificados y muchos más que nunca jamás se supo de ellos.
Arturo Mendoza Rangel, michoacano de nacimiento y veracruzano huasteco por adopción, nos platicó que la represión fue brutal, sanguinaria; fue una matanza en la que los manifestantes no metieron ni las manos porque ellos no portaban armas ni nada parecido y en esa ocasión fueron tomados por asalto.
El movimiento estudiantil de 1968 tuvo una repercusión que dividió al país en dos etapas, antes y después y marcó un rumbo diferente en diversas organizaciones civiles, sindicales y agregó Mendoza Rangel que es lamentable que nunca se haya llevado un juicio para determinar a los verdaderos responsables de los sucesos de aquella ocasión; pues aún existen muchas gentes desaparecidas, aún hay madres que preguntan por sus hijos con la esperanza de que en algún lugar deben estar.
Arturo Mendoza Rangel vive para contarlo, que en aquella noche de Tlaltelolco, el amaneció tirado en algún sitio, presentando un balazo en un costado y fue hasta que llegaron los bomberos cuando descubrieron que tenía vida y lo llevaron a donde le prestaran atención, por eso vive para platicar lo que recuerda del ese 2 de octubre.
Fue una forma –equivocada tal vez- de lucha social y “nos preguntamos si hicimos bien o si hicimos mal; pero lo cierto es que lo que nosotros hicimos determinó un cambio en la vida política y económica del país; además de que se abrieron los espacios y las oportunidades en la universidad para que todos los jóvenes puedan realizar sus estudios”. Hubo cambio enorme, hasta en la prensa, en la forma de pensar y dejando a un lado muchas cosas, como estar el servicio del poder político.
La masacre del 68 –es lamentable- nunca se llevó a juicio; pero los acontecimientos que este día se recuerdan marcó un cambio, un rumbo diferente en México y en otros países de América Latina, despertando a una nueva conciencia social.
Recordó a Rosario de Ibarra de Piedra que sigue buscando a su hijo –fue uno de los desaparecidos- y hasta la fecha no se sabe nada de presos políticos y los intentos de enjuiciar a un Luis Echeverría se esfumaron luego de revisar los expedientes y del paso de más de 40 años.
El movimiento fue resultado de una situación insoportable, la represión constante del gobierno; incluso para esos tiempos ya habían surgido voces de malestar entre el gremio de intelectuales, como Heberto Castillo, Ifigenia Martínez, Cervantes Cabeza de Vaca, entre muchos más cuyos nombres quedaron plasmados en la historia, como lo han descrito muchos escritores, como Elena Poniatowska, quien vivió muy de cerca el problema, podría decirse que desde adentro y por ello conoció cual era el ideal de ese movimiento y también la represión oficial que se ejerció un día antes de la gran marcha que se había programado.
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