miércoles, 27 de octubre de 2010
EL ALCALDE DE CAZONES NO PAGA A LOS EMPLEADOS
Empleados Municipal de Cazones
Llevan dos quincenas sin cobrar
El alcalde Arturo Sardonio ni se preocupa
Por Luis González Romero
Cazones, Ver.- Un total de 27 trabajadores de base y tres eventuales al servicio del ayuntamiento, continúan de brazos caídos porque la administración municipal que preside Arturo Sardoni Herrera, ya les debe dos quincenas y demás prestaciones de ley, aparte una compensación por el Día del Empleado, del pasado 21 de octubre.
Cinthya Berenice González Peña, Secretaria de Conflictos y Trabajo del sindicato de empleados al servicio del municipio de Cazones de Herrera, adheridos a la CROC, dijo que hasta el momento no existe ninguna respuesta del presidente municipal, pues ya para este viernes se cumplen dos quincenas y no hay para cuando se les pague el adeudo.
Los empleados municipales permanecen al exterior del palacio municipal, pero para el alcalde no hay motivo, y además asegura que no se les han pagado las quincenas y demás prestaciones porque al municipio no han llegado las participaciones que envía la federación.
Pero como tiene más empleados de confianza que sindicalizados, como que le vale la situación que viven los sindicalizados, las puertas del palacio están abiertas y se atiende a la población, en tanto que a los trabajadores sindicalizados ni el mismo dirigente estatal, Fermín Cruz Hidalgo, se preocupa para resolver el problema laboral.
“hasta ahorita el alcalde no ha tenido ninguna atención para nosotros, nadie ha venido a platicar con nosotros, porque el personal de confianza está trabajando”, afirmó Cinthya Berenice.
Los burócratas municipales se encuentran desesperados, pues no tienen dinero, atraviesan una situación difícil y el alcalde está muy tranquilo esperando que llegue el 31 de diciembre para entregar la presidencia a su primo Alejandro Herrera.
Soportando las inclemencias climatológicas de día o de noche, los empleados municipales se encuentran ubicados al exterior del palacio municipal, en donde solo cuentan con sillas y una lona que medio les protege de los quemantes rayos solares.
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