miércoles, 29 de octubre de 2008

VIGOREXIA, ENFERMEDAD DE LA BELLEZA, AFECTA AL HOMBRE DE HOY

VIGOREXIA, “ENFERMEDAD DE LA BELLEZA”, AFECTA AL HOMBRE DE HOY: IMSS

95 por ciento de pacientes son varones entre 17 y 35 años.

El Instituto proporciona terapia psicológica y medicamentos antidepresivos.
Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), indican que afectaciones como problemas óseos, daños musculares, desgaste de tendones, convulsiones,
mareos, dolores de cabeza, taquicardias, aislamiento social, baja autoestima, ansiedad y depresión, pueden ser resultado del llamado síndrome de adicción al ejercicio, conocido como “enfermedad de la belleza”; la vigorexia.
Dunia de Martini Romero, médico adscrita al Hospital de Psiquiatría “Dr. Héctor Tovar Acosta”, comentó que se trata de un tema relativamente nuevo y en México no existen estadísticas precisas, sin embargo, las estimaciones internacionales han comprobado que 95 por ciento de los pacientes que presentan el trastorno son varones entre 17 y 35 años de edad.
Señaló que esta enfermedad se asocia a la obsesión compulsiva de la alimentación, pero a diferencia de la anorexia o la bulimia, es un problema especialmente masculino y se caracteriza por la preocupación perturbadora del físico y una dismorfofobia o
distorsión del esquema corporal.
Explicó que son dos las manifestaciones más visibles del padecimiento: la extrema actividad del deporte y la ingesta compulsiva de alimentos para subir de peso, ya que al verse en el espejo, los varones se visualizan delgados y con poco desarrollo muscular.
“Este trastorno implica una
adicción a la actividad física; los vigoréxicos, suelen realizar ejercicio excesivamente, a fin de lograr un desarrollo muscular mayor de lo normal, de lo contrario se sienten débiles. A esta exigencia se suma la distorsión en la alimentación que se hace patente en una dieta poco equilibrada, en la cual la cantidad de proteínas y carbohidratos consumidos es excesiva, mientras que los lípidos se reducen”, acotó la especialista

Un vigoréxico es adicto a desarrollar masa muscular, por lo que puede llegar a ingerir más de 4 mil 500 calorías diariamente, cuando lo habitual para los varones son 2 mil 500 aproximadamente. En ocasiones presenta
alteraciones metabólicas provocadas por el consumo de esteroides, que producen repentinos cambios corporales y de humor.

Para este padecimiento, el IMSS brinda un tratamiento integral farmacológico y terapéutico por medio de psicoterapia y antidepresivos. La terapia funciona para mejorar la confianza y seguridad del paciente, mientras que los medicamentos estabilizan sustancias del cerebro como serotonina y dopamina, indispensables en el funcionamiento de las emociones; y, de ser necesario, se proporciona ayuda con especialistas de nutrición.

La vigorexia, comenta de Martini Romero, compromete la salud física y mental de los pacientes, ya que frecuentemente manifiestan depresión y si el ejercicio es incesante puede ser peligroso, al grado de producir problemas cardiacos. El individuo con este síndrome, sufre por ver su imagen distorsionada y puede lesionarse al tratar de alcanzar un cuerpo ideal.

La psiquiatra subrayó que este padecimiento esta sub diagnosticado, debido a que las personas solo acuden a consulta o solicitan la ayuda de un profesional, hasta que ven afectada su vida.

Luis es un paciente de 26 años, que acudió al servicio de psiquiatría de Hospital “Dr. Héctor Tovar Acosta” del IMSS porque empezó a tener problemas en el trabajo.

“A mi edad no he tenido novia porque siento que no soy atractivo físicamente y las mujeres me rechazan, por eso trato de mejorar mi cuerpo y voy al gimnasio tres veces al día: antes del trabajo, a la hora de la comida y al terminar mis labores. No obstante me ha traído problemas. Actualmente los médicos me ayudan a entender que esto me afecta física, emocional y laboralmente”.

Finalmente Dunia de Martini indicó que algunos síntomas para identificar a una persona con vigorexia son: pasar largas horas en el gimnasio a fin de lograr una estética corporal casi perfecta, contar de manera excesiva las calorías y carbohidratos de los alimentos y, pese a ello, continuar insatisfecho con su apariencia física.


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