ALFIL
Lo inmediato
Por Roberto Piñón Olivas
La situación educativa nacional es dramática.
La eficiencia terminal en educación básica es aceptable pero aún existe mucho por hacer con 93.8 por ciento en primaria y un 80.9 en secundaria. Pero se torna aún más complicada en el nivel profesional técnico (46.0) y bachillerato (61.7).
El fenómeno de los jóvenes que ni trabajan ni estudian se convierte en una fuente interminable de carne de cañón para el crimen organizado, donde la edad promedio de vinculación se encuentra entre los 14 y los diecinueve.
Son importantes los esfuerzos de las entidades federativas por impulsar una modificación en los indicadores con base en eficiencia y calidad, inversión local del sector público y privado, las estrategias personales de los titulares de las áreas educativas locales, tienen sin duda una importante influencia.
Sin embargo los esfuerzos parecen chocar contra las necesidades inmediatas, como es el caso de la atención a la violencia y a los desastres naturales.
La Presidencia de la República parece tener más interés en atacar los problemas inmediatos que plantear una estrategia a largo plazo. El caso de la educación parece el ejemplo más palpable, donde se advierte una especie de abandono.
Es cierto que pensar en salvar lo inmediato, como es atender las zonas afectadas por desastres naturales, junto con la violencia, son un argumento sumamente fuerte para reducir recursos al área educativa. Empero es un mal mensaje y una mala decisión.
Es un mal mensaje porque la reducción de cerca de ochenta millones al presupuesto educativo tendrá afectación directa en la atención de 170 mil niños y adolescentes con capacidades diferentes y en los proyectos especiales de educación de excelencia en 23 mil jóvenes y niños.
Esta fue la queja del secretario de educación, relacionada con la decisión legislativa del recorte. Lo curioso y dramático es que hasta ahora, a unos días de entrar en vigor el ejercicio presupuestal, se den cuenta de la afectación, y no se haya hecho nada en su momento.
Habla de un descuido por parte del sector educativo oficial federal en relación con el presupuesto. ¿Qué pasó con los operadores del presupuesto por parte del gobierno federal?
Seguramente estaban ocupados por cuidar especialmente el recurso destinado para enfrentar el crimen organizado. ¿Eso es malo? Creo que no. La seguridad pública merece toda la atención, pero al cuidar lo inmediato únicamente, nos vamos en forma exclusiva a atender políticas coyunturales y dejamos de lado la solución de fondo al problema del crimen organizado, que es la educación.
Un cuarenta por ciento de los estudiantes de bachilleres no terminan sus estudios.
Sin oportunidades terminan por engrosar las filas de los desempleados, empleados mal pagados, trabajadores del comercio informal, y por último, desafortunadamente, acabar en filas del crimen organizado.
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LIC. ROBERTO PIÑÓN OLIVAS
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