lunes, 8 de febrero de 2010

POLICIAS DE LA INTERMUNICIPAL VIOLARON A DOS QUINCEAÑERAS

POLICIAS DE LA INTER
VFIOLARON A 2 MENORES

Por Lidia López

Poza Rica, Ver.- Seis elementos de la Policía Intermunicipal Poza Rica Tihuatlán Coatzintla (PIPTC) violaron, robaron y participaron como cómplices en agravio de tres jóvenes quinceañeras, quienes se dirigían al domicilio de una de ellas, tras su frustrado intento de ingresar a un antro.
Amigas desde el primer grado de secundaria, Dulce, Diana y Guadalupe se visitan frecuentemente. Guadalupe las invitó a una fiesta de quince años y el punto de reunión sería en su casa, en la colonia Miguel Hidalgo. Muy cerca de las instalaciones de la PIPTC.

Pero hubo un cambio de planes. Al llegar sus dos amigas, Guadalupe les dijo que se divertirían en un antro, cerca de su casa sobre el bulevar Poza Rica o Petromex.
Vestidas de acuerdo con su edad, con pantalones de mezclilla a la moda, blusas con colores vivos y sandalias, no pudieron aparentar ser mayores de edad y los encargados del centro de diversión les impidieron entrar.

En su declaración de hechos ante la Agencia Especializada en Delitos Sexuales y contra la Familia, Dulce dijo que los encargados, molestos por su insistencia, pidieron auxilio a elementos de la PIPTC porque las tres jovencitas alteraban el orden.
Las amigas decidieron regresar al domicilio de Guadalupe, pues tenían permiso de sus padres para quedarse a dormir.

Era poco más de la media noche cuando caminaron sobre la acera del bulevar Petromex, y en la esquina de la calle Río Nilo las tres jóvenes fueron interceptadas por dos patrullas de la PIPTC.

Aunque justificaron que no habían hecho nada malo, los oficiales las subieron por la fuerza a las dos unidades, un Tsuru y un Suzuki. Dulce y Guadalupe en un vehiculo, con tres oficiales acompañándoles. Diana en el otro, con otros tres policías. Las jóvenes pensaron que serían trasladas a las instalaciones de la PIPTC.
«Nos dijeron que nos subiéramos a las patrullas porque les habían avisado que nosotras tres armábamos relajo», dijo Dulce.

Dulce y Diana fueron despojadas cada una de 200 pesos y los celulares que cada una traía en su bolsa.

La ruta era distinta. Las unidades de la PIPTC conducidas por los oficiales tuvieron como destino final un estacionamiento trasero del Campo Deportivo Petrolero. Para ubicarse exactamente, Diana reconoció el Salón Tamabra.
En la unidad donde viajaba Diana, dos elementos que le acompañaban la bajaron a empujones y la escoltaron hasta un lugar oscuro. La siguiente fue Dulce, acompañada por un elemento, hacia unos matorrales. Mientras, Guadalupe esperaba con un oficial y observaba la suerte de sus amigas.
Dulce y Guadalupe fueron violadas por elementos de la PIPTC. Una de ellas por dos oficiales. Recordarlo fue doloroso, durante sus declaraciones ante la oficial secretario Mary Candy Basilio Basilio, en la Agencia Investigadora.
Luego de los hechos consumados, las tres jóvenes fueron abandonadas sobre la calle Francisco I. Madero, en la colonia Laredo, exactamente detrás andador y campo petrolero.
Diana dijo que fue aterrorizada por elementos de la PIPTC. El oficial copiloto de la unidad donde fue aislada hizo una llamada con uso del sistema de radiocomunicación interna:
– Con quién hablo, dijo. – ¿Qué wey, qué hacemos con estas viejas. Las matamos o las…»?
Con mucho temor, Diana suplicó a los tres elementos de la unidad que no le hicieran nada. Los oficiales rieron al unísono.
Desde que bajaron de los vehículos el impacto psicológico era evidente. Corrieron sin parar hasta encontrar un refugio.

Guadalupe, quien no sufrió daño alguno ni se le sustrajo dinero o su celular, fue quien se comunicó con un amigo para que las ayudara.
El problema de las jóvenes era cómo decírselo a sus padres, pero el apoyo de la madre de otra de sus amigas les permitió proceder conforme a la ley.
Los padres de las jóvenes violadas actuaron de inmediato e interpusieron la denuncia contra quien resulte responsable por el delito de violación, según consta en la Agencia Especializada en Delitos Sexuales y contra la Familia, bajo el número PZRESP/047/2010.

Las jóvenes fueron amenazadas por los «oficiales». Les pidieron sus datos personales y domicilios. En caso de que ellas intentaran pedir auxilio o denunciarlos, ellas y sus familias estarían en peligro.
Los padres acompañaron a sus hijas y pidieron «todo el peso de la ley» contra los servidores públicos.

No tienen datos precisos que identifiquen a los responsables, pero las jóvenes dijeron que lograron ver el numero 93 en una de las unidades y están dispuestas a reconocerlos.

El coordinador de la PIPTC, Juan Carlos Novoa Torres, dijo que se encargará del caso y dará con los policías, quienes serían juzgados por estos delitos en contra de las menores de edad y se les aplicaría la sanción que corresponde, como funcionarios públicos.

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