lunes, 4 de enero de 2010

FILIAS Y FOBIAS DEL PODER

Carvallo, Duarte y Yunes, pollones: Por Miguel Angel Rueda-ruiz

Filias y Fobias … del Poder



.. "Antes de que la opinión pública avale la candidatura de unidad, le correspondería a Jorge Carvallo quebrarle las rodillas al oponente, silenciarlo, darle unos “cañonazos” o convencerlo de que el Proyecto no lleva su nombre" ...

Carvallo, Duarte y Yunes; pollones

Por Miguel Angel Rueda-ruiz

Como nunca, el PRI necesita de un contrapeso interno para legitimar la candidatura de quien relevará en el cargo a Fidel Herrera Beltrán. Requiere de un ejercicio real, de un “sparring” de verdad para calentarle la piel, la sangre y los huesos al candidato.

Fidel Herrera no requiere maquillaje ni la Fidelidad güajes para nadar; sin embargo el PRI de Jorge Carvallo así como los diputados Javier Duarte y Héctor Yunes necesitan más lecciones, entrenamiento y confrontaciones reales. Y es que los alumnos están muy, pero muy lejos de rebasar al maestro.

El proceso interno de precampañas quizá sea el mejor momento para que el faro de la fidelidad deje solos a sus retoños y estos empiecen a sentir el peso del crecimiento; únicamente así serán hombres en el momento de la independencia electoral.

En ese sentido, el PRI necesita una contienda interna que sirva para foguear al virtual candidato. Para que suelte los brazos, para que caliente la garganta, para que module y modere la voz, para que se baje del pedestal.

Un proceso interno sin cargarle los dados, las encuestas y los recursos a ninguno. Una demostración doméstica donde no habría perdedores. En cambio habría un mensaje al exterior, muy claro, de la fortaleza priista, de la solvencia del candidato triunfador y de la transparencia del proceso.

Daría confianza a los candidatos a diputaciones y ayuntamientos. Reforzaría la confianza del “voto duro” y sería magneto para el segmento de electores indecisos. Sería una demostración de confianza en sus métodos y en su estructura operativa.

Empeñadas las palabras de que se mantendrán en el partido que los vio nacer como políticos y les ha dado casa, vestido, sustento y patrimonio, el riesgo de una escisión o desbandada es mínimo.

Antes de que la opinión pública avale la candidatura de unidad, le correspondería a Jorge Carvallo quebrarle las rodillas al oponente, silenciarlo, darle unos “cañonazos” o convencerlo de que el Proyecto no lleva su nombre.

El recurso de Candidato de Unidad resulta inverosímil cuando desde hace varias semanas un aspirante dice y repite, sostiene y advierte que buscará con todo su pundonor el boleto para la fiesta grande.

El método del Candidato de Unidad no cabe en tiempos de democracia participativa, con la madurez política de los veracruzanos y cuando se difunden encuestas donde hay otro u otros mencionados y que públicamente expresan sus pretensiones.

Actuar en sentido contrario a las manecillas de la democracia serían rudeza y provocación innecesarias. Sería un contrasentido del partido que tiene en sus venas el instrumento de la negociación, de la cesión y la reconciliación para mantener el poder público.

Jorge Carvallo, Javier Duarte y Héctor Yunes, desde las posiciones que tuvieron como secretarios privados y particulares aprendieron a conocer las entrañas del priato, conocen de los recovecos y las acciones que se toman cuando se trata de sacar adelante un proyecto.

Por su maestro saben que ni la indisciplina con el partido, pero tampoco el abuso con el contrario es el camino en la política partidista. Ni la disciplina forzada ni la cómplice sumisión garantizan triunfo alguno.

Por ello tiene sentido el llamado a respetar los estatutos del PRI y las reglas electorales. A dar un voto de confianza en que las comisiones que se instalarán, como de la Orden, tendrán las mínimas condiciones de equidad.

Echar la caballada encima del adversario sería craso error cuando hay margen de maniobra para un pacto de contienda interna equitativa del cual ninguno pueda llamarse engañado.

Impulsar un proceso interno para fortalecer al virtual candidato, para aterrizarlo y garantizar la continuidad gubernamental es muestra de seguridad y habla de esa magnanimidad que enaltece toda una carrera política.

Y ya en la contienda, quien tenga más saliva que trague más pinole.

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