jueves, 9 de febrero de 2012

LA POBREZA TIENE CARA DE NIÑO

JORNALEROS VERACRUZANOS
La pobreza tiene cara de niño

Salvaron la vida en el accidente carretero, pero la exponen trabajando en el campo.Foto CD

Isabel Zamudio


Por 30 pesos diarios de jornal exponen su vida.

Por 30 pesos trabajan 10 ó 12 horas diarias.

Lo hacen en medio de cañales en la temporada de zafra, pero también en otros cultivos del campo veracruzano a lo largo del año.

Muchos de ellos no conocen la escuela; muchos otros más no saben siquiera escribir su nombre.

La pobreza no les permite soñar con estudiar. Hay que ganarse la comida, la ropa, la vida, exponiendo incluso la misma.

Los niños jornaleros, los niños del campo, los niños de la zafra, con sus caras y cuerpos menudos, delgados, curtidos por el sol; cubiertos del tizne que deja la caña después de quemar la yerba para facilitar el corte de la misma.

El accidente ocurrido la tarde de ayer en Cosamaloapan donde murieron dos menores jornaleros y once personas más - la mayoría niños- resultaron heridos, puso en evidencia una realidad que se vive a diario no solo en Veracruz, sino en todo el país.

La pobreza los obliga a trabajar a la par que sus padres para poder comprar no un juguete como todo niño, sino comida.

La educación obligatoria y gratuita que pregona la Secretaría de Educación no es para ellos. Si no contribuyen con el gasto familiar su ya de por si pobre futuro, es mucho más incierto.

Apenas el fin de semana pasado la secretaria ejecutiva del Consejo Estatal de Asistencia Social y Protección de Niños y Niñas, Patricia Díaz Veyán señalaba que por instrucciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estaban realizando un diagnóstico de los menores que están trabajando como jornaleros en ocho municipios del estado, tanto en zona cañera como cafetalera, en los municipios de Coatepec, Xico, Teocelo, Cosautlán, Úrsulo Galván e Ixhuacán de los Reyes.

Díaz Veyán explicó que la intención es que los menores no dejen de recibir educación y que se impida que se violen sus derechos.

Poco después el director del DIF Estatal, Juan Antonio Nemi Dib aseguró que los niños jornaleros que sufren agresión laboral serán atendidos por el Sistema DIF, cuidando sus derechos, ya que a pesar de que son pequeños, son de escasos recursos y necesitan ser parte del sostén de su familia.

Si bien no se conoce con precisión el número exacto de menores jornaleros que hay en Veracruz, la UNICEF calcula que casi la mitad de ellos NO saben leer, ni escribir.

Años atrás se implementó en la entidad un programa en concertación con lo que era CONAFE e INEA en el que además de la atención a los adultos, los niños jornaleros concentrados en galeras, campamentos y albergues, estudiaban la educación primaria en los llamados ”ciclos agrícolas escolares”. Hoy día esos pequeños no tienen acceso ni siquiera a eso.

Se levantan a las 6 de la mañana para cortar caña, café, sandía, chile y otros productos y terminan a las 17:00 horas del día, al caer el sol.

La pobreza hoy tiene cara de niño, de pequeños expuestos a tóxicos plaguicidas, a mordedura de reptiles venenosos y alimañas, que cumplen largas jornadas laborales y cargan pesos excesivos para su edad.

El trabajo de los infantes es una muestra más de la constante violación de los derechos económicos, sociales y culturales porque muchos no tienen siquiera la posibilidad de estudiar y otros, antes de terminar su educación básica, empiezan a tener responsabilidad de adultos.

Se trata de un grave problema social y económico, no legal. De una realidad a la que nos hemos acostumbrado.

Accidentes como el ocurrido en Cosamaloapan son una sacudida a la sociedad y autoridades, más preocupada y ocupada en cuestiones político y electorales que en resolver una triste realidad.

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