Pasillos del Poder
César Augusto Vázquez Chagoya
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26 de FEBRERO de 2012
DUARTE MATÓ Y ENTIERRA A “CABALLO BLANCO”
Quisiéramos describir una de las regiones más hermosas de Veracruz, ubicada en el centro del estado, donde no sólo sobresale la belleza natural de nuestra flora y fauna, sino que es asiento de una de las culturas que se hicieron a raíz de la caída de Teotihuacán, que nos dejaría grandes pirámides, esculturas finas y sobre todo, después de representar a la muerte, nos dieron caritas sonrientes.
La cultura Totonaca que se asentó desde las márgenes de los ríos Cazones hasta el río Papaloapan y dio bienvenida a la unión de la raza indígena y española. Crearon los centros ceremoniales de El Tajín, Cempoala, El Cuajilote, donde en su centro adoraban al falo.
En estas costas veracruzanas se dio el nacimiento del primer ayuntamiento de tierra firme continental en las arenas del actual puerto de Veracruz, pero en ese tiempo las arenas no garantizaban el agua limpia ni la comida, por lo que se trasladan a lo que es la llamada La Villa Rica, exactamente entre lo que hoy es El Farallón y la planta nuclear Laguna Verde.
Llegaron a ese lugar en busca de un fuerte indígena llamado Quiahuiztlan, formado por cerros, y arriba estaba el centro ceremonial que hoy existe enfrente de la Villa Rica. En el lugar de hoy hay pequeñas tumbas totonacas. Antes toda esta región estaba rodeada de casas. Desde arriba de Quiahuiztlan se aprecia el peñón donde Hernán Cortes amarraba las naves y la desaparecida construcción española del segundo Veracruz en el Golfo de México.
En ese lugar, Cortés, ante el miedo de los pueblos totonacas, manda a detener a los cinco cobradores de Moctezuma a quien le manda el mensaje de paz y a los indígenas les dice que ya no los van a molestar los aztecas. Desde ahí Hernán Cortés decide en alianza con el cacique gordo de Cempoala caminar hacia México e iniciar una de las epopeyas más grandes de nuestra historia y el nacimiento de nuestra hispanidad.
Esta región llena de historia, con un fuerte basado en sus cerros casi verticales con vestigios de la cultura Totonaca, estaba a punto de desaparecer porque autoridades federales, especialmente la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) que dirige en el estado Manuel Molina, dieron permiso a una empresa minera para explorar y realizar una mina a cielo abierto para extraer oro.
Esta región histórica y ecológica estaba a punto de desaparecer porque los alcaldes de Alto Lucero y Actopan, en su utopía de 400 trabajos, iban a dejar devastar árboles de la región de casi 19 mil hectáreas; desaparecer manantiales que hacen el río Actopan y acabar con el gran manantial del Descabezadero, que es un potencial turístico internacional.
En esta región hay plantas de más de 3 mil años de antigüedad. Hay fauna y flora, única y es el camino de millones de aves que vienen a la región en la época invernal. Esta es la naturaleza que querían desaparecer por 400 empleos que durarían no más de 10 años y dejarían las tierras sin agua, contaminarían con cianuro la tierra y agua, pero lo grave es que ellos se llevarían la riqueza y a nosotros el desastre ecológico con su pobreza inherente.
Contamos con el cinismo del alcalde de Alto Lucero que por 350 mil pesos que le dio la empresa Minera Cardel para caminos y se los gastó en pagar deudas administrativas, para otorgar la autorización del cambio del uso de suelo cuando en el foro público del pasado 22 de febrero en esa población, organizaciones ecologistas demostraron las inconsistencias del impacto ambiental de la minera que le entregaron a la delegación de la SEMARNAT en Veracruz.
Estábamos ante una nueva historia de llevarse el oro a cambio de espejitos como lo hicieron los españoles. Ahora son canadienses, que en su tierra no los dejan de hacer estos desastres ecológicos, pero como en México, bajo el sello de la corrupción se puede hacer todo hasta matar seres humanos, encontraron eco primero en la SEMARNAT, después en los alcaldes de Alto Lucero y Actopan.
La minera, ya corrompidas las tres dependencias anteriores, iniciaron una campaña mediática de los beneficios de hacer una mina a cielo abierto en el centro de Veracruz, que nos daría trabajo, impuestos y que no afectarían el medio ambiente siendo la primera mina a cielo abierto en el estado.
Que el cianuro, que se utiliza para separar el oro, no iba a contaminar nuestros mantos freáticos. Que estando a tres kilómetros de la planta de Laguna Verde, sus explosiones no afectarían la única planta nuclear para hacer luz en el país. Reforestarían, harían obras públicas, etc., bueno, nos bajaron el cielo, la luna y las estrellas.
Las promesas iguales cuando quieres conquistar una dama, pero no contaron con algo: la SEMARNAT y el Gobierno de Veracruz manifestaron que los análisis de impacto ambiental estaban en estudio en las oficinas centrales de la secretaría, misma que ordenaba una consulta pública donde se oirían las posturas de la población. Después vendría la aprobación o desecho del proyecto de la mina “Caballo Blanco”.
Antes de la consulta pública, la SEMARNAT, había autorizado que la Minera Cardel de canadienses, dueña del proyecto minero a cielo abierto de “Caballo Blanco”, realizara explosiones de exploración, por lo que los canadienses invitaron a los medios de comunicación a ver cómo serían las explosiones, bueno, hasta pagaron espacios publicitarios para que supiéramos de sus explosiones controladas.
Después vino el foro el día 22 de febrero convocado por la SEMARNAT en el salón social de Alto Lucero. Se armó la discusión, porque los ecologistas, que no hay tontos en Veracruz, refutaron el impacto ambiental. A sombrerazos y descalificaciones terminaron el foro esperando resultados.
La organización “Madres Veracruzanas”, que tienen 25 años protestando en contra de la planta nuclear de “Laguna Verde”, se unió a la protesta y este sábado 25 de febrero se vio un movimiento renovado. La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA), con más de 65 investigadores, rechazaron el proyecto, así como 10 instituciones académicas.
También este sábado LAVIDA realizó un foro informativo en el paseo de los Lagos en Xalapa y recabó más de 20 mil firmas de rechazo al proyecto. Investigadores y arqueólogos del INAH se pronunciaron en contra de destruir los vestigios arqueológicos de la zona. Hubo pronunciamientos en el sentido de que los caminos de emergencia en el programa nuclear PERE se destruirían en caso de un desastre nuclear.
Todo estaba concentrado al gran daño ambiental. En estas paginas se aportó que ya existe una mina a cielo abierto en Jáltipan, donde Materia Primas Monterrey, saca arena sílica para hacer vidrios y ha dejado sin agua a la región; y que donde antes era primer lugar en siembra de maíz, tanto que se puso una planta de la MASECA en Chinameca, se acabó la producción y ahora la planta trabaja con maíz de otras partes del mundo, no sin dejar de padecer de agua potable las poblaciones de Jáltipan, Chinameca, Oteapan, Coacotla, Chacalapa y Cosoleacaque.
Qué mejor ejemplo del desastre ecológico que Jáltipan, y eso que trabajan en 100 hectáreas y ya nos imaginamos que sucedería en más de 19 mil hectáreas del centro de Veracruz. Bueno, decíamos que todo eran contras el impacto ambiental, pero el diario LA JORNADA VERACRUZ dio tal vez al golpe más mortífero al proyecto el pasado 24 de febrero.
El diario, dirigido por el periodista veracruzano Tulio Moreno Alvarado, orgullo de Totula, pequeña población en el centro del estado cerca de Huatusco, revela que la Minera Cardel propiedad de los canadienses, no habían tan siquiera hecho un trámite básico ante la Secretaría de la Defensa Nacional, para el permiso de utilizar explosivos en los trabajos de exploración.
La Jornada Veracruz exhibe los oficios de contestación de la Oficialía Mayor de la SEDENA, donde niegan que Minera Cardel haya hecho un trámite ante ellos.
¿Dónde está la legalidad de los dueños de la mina? Se la han pasado diciendo que todo lo están haciendo en el marco de la ley. Entonces, las explosiones que fueron testigos los medios de comunicación son ilegales.
Se puede imaginar, amable lector, que en este país, donde se le esta poniendo tanto interés en la Ley de Explosivos y Armas de Fuego por las acciones del crimen organizado, donde se han gastado miles de millones de pesos en retenes y en aparatos para detectar explosivos, resulta que MINERA CARDEL pasó explosivos a la región centro del estado sin quien nadie los viera, o, como el crimen organizado, la minera los compró en el mercado negro.
Si no hay permiso de la SEDENA para efectuar las explosiones en el proyecto minero “Caballo Blanco”, primero nos demuestra que ni SEMARNAT, como era su obligación, no se lo pidió para otorgarles autorización para la exploración con explosivos.
Tampoco se los pidieron los ayuntamientos de Alto Lucero y Actopan, que también era sus obligaciones. Estas tres dependencias incumplieron con una ley, que su no observancia tiene efectos de delitos en violación a la Ley de Armas y Explosivos de la Secretaria de la DefeNsa Nacional.
Miren. La SEDENA no pone obstáculos para dar los permisos, porque a cada rato se están haciendo carreteras en todo el país y los requisitos son mínimos y requieren las firmas de los ayuntamientos involucrados y de la empresa expresando para qué los quieres y quiénes se lo van a vender.
Por el hecho de hacer explosiones sin permiso con explosivos de procedencia oscura, la MINERA CARDEL y sus directivos merecen la cárcel, pero como no es delito grave, pueden salir bajo fianza.
Lo más malo de su proyecto minero ya lo sacaron a relucir y es la mentira. Si mienten con los explosivos, mienten en el impacto ambiental, mienten que no son protegidos por funcionarios por corrupción (como se demuestra con los 350 mil pesos al ayuntamiento de Alto Lucero), en pretender acabar con la ecología en el centro de Veracruz y centros arqueológicos importantes para nuestra historia.
Todo lo anterior, con más información de primera mano que tiene el gobernador de Veracruz, este domingo Javier Duarte de Ochoa anunció que el gobierno de Veracruz no autorizará el proyecto minero “Caballo Blanco”. El gobernador le aposto a un Veracruz más limpio, más sano y más verde.
La decisión de Duarte de Ochoa es la más grande que cualquier gobernador haya dado en su historia en materia ecológica. El gobernador oyó los reclamos de su población y eso nos llena de orgullo de ser veracruzanos. Javier Duarte de Ochoa, mató y sepultó el proyecto minero CABALLO BLANCO, que trotaba con galope de muertes.
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