viernes, 17 de junio de 2011

GNOMOS, DUENDES Y CHANEQUES

GNOMOS, DUENDES Y CHANEQUES.

SINCRONIZADA MAFIOSA

La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto.

La mejor mentira cuesta muchos disgustos

pequeños y al final, un disgusto grande.

JACINTO BENAVENTE.

El presidente del PAN… digo, de la república, ante un auditorio adhoc formado por alumnos de uno de los planteles en los que se forma a sicarios económicos, políticos y financieros, pretendió graduarse como profeta del pasado y en su apocalíptico y fallido discurso nos dio a conocer lo que ya sabíamos: la parte oscura del régimen que gobernó a México de 1929 a 1982.

Pero no contó con la astucia –por favor, música de “El Chapulín Colorado”- del que alquiló y/o piloteó la avioneta que sobrevoló el campus de la Universidad de Stanford durante todo el tiempo que duró la retórica y en instantes nos trajo de regreso al presente con sólo una manta y una leyenda:

Cuarenta mil muertos. ¿Cuántos más?

En una casi perfecta y mafiosa sincronización, al viejo estilo priísta –“candil de la calle y oscuridad de tu casa”- , mientras Felipe Calderón Hinojosa descubría en el extranjero “el hilo negro”, acá en México, su gobierno hacía ejercicio burdo y ridículo precisamente de lo que él criticaba: el autoritarismo.

Decía el slogan de una empresa editorial de temas insólitos: “la verdad es lo increíble”. Y parece ser que el desarrollo de los acontecimientos que dieron la vuelta al mundo en minutos y que mantuvieron a la sociedad mexicana en estado de distracción más de diez días, fueron inspirados no por conspicuos asesores pinareños sino en una vieja película que se transmitió por televisión… precisamente en los 70s.

El protagonista del filme es el “jefe de jefes” de la mafia italiana de New York, quien convoca a una reunión urgente a todos los capos a la metrópoli de hierro.

El asunto es único: cinco familias de la organización se han pasado las reglas por el arco del triunfo y eso es intolerable: hay que poner un límite. Enseguida ordena la ejecución de los cinco jefes en una acción perfectamente sincronizada en diferentes puntos geográficos de la ciudad.

Mientras los cumplidos sicarios cumplen al pie de la letra las instrucciones del “jefe de jefes”, éste acude a una misa solemne en la catedral; se concentra en el sermón del sacerdote, en la ceremonia de la eucaristía y se exhibe a la vista de todos los asistentes como un devoto más del catolicismo romano.

Al término de la misa el protagonista “se entera” de los hechos, reprueba los crímenes y envía sus sentidas condolencias a los deudos. Obviamente afirma y reitera que él es ajeno, pues todo mundo vio que en esos momentos él participaba de un servicio religioso.

Siguiendo la línea de lo increíble y ante el derrumbe de la credibilidad del presidente, de los miembros del gabinete, de los voceros y del PAN, es el respetable Consejo de la Judicatura quien nos informa por qué no funcionó el “calambre” armado en Las Arboledas, para impedir el imparable retorno de los dinosaurios tricolores a Los Pinos: un parte informativo carente de veracidad, inconsistencias en la detención de supuestos cómplices que acreditaron ser ajenos en tiempo y ubicación, al caso; los videos que grabaron las diez cámaras en el interior del domicilio de Hank Rhon, en el que se aprecia, según la versión de la defensa, cómo los militares “introducen armas”, no se acreditó debidamente la flagrancia, etc., etc.

Una nueva falacia calderonista para minimizar el atropello: “el PRI reventó a México en los 70s y 80s” no tuvo el eco deseado por los diseñadores de esta guerrita de lodo y de odio, que pretende encubrir, con los errores del pasado, las atrocidades del presente.

Y no tuvo eco, porque todo mundo sabe que “Carlos Salinas de Gortari (del PRIAN) reventó a México en los 90s”. Hasta la cantera poética y musical ha registrado la barbarie de los Chicago Boys (tecnócratas) que arribaron con De la Madrid a saquear todo y más.

Dice Rubén Juárez en su canción “Vientos del 90” que canta admirablemente el argentino Hugo Jordán:

“Aquí, en medio de tu corazón,

Te canto, México de amor y de trabajo:

¿Qué pasó con la sonrisa de tu gente?

¿Cómo fue que nos venimos tan abajo?

Con justificada razón el periodista Jacobo Zabludowsky sintetizó el caso de la sincronizada mafiosa en una frase lapidaria: “Ante los dinosaurios colmilludos, los jóvenes panistas inspiran… ternura”. ¡Pobrecitos!

Yo digo: “ante los dinosaurios con colmillos (el PRI), los lobos con piel de Cordero (el PAN), dan lástima”.

hosirius_es1@yahoo.com.mx

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