GNOMOS, DUENDES Y CHANEQUES
Ubaldo Alvarez Melchor.
Y los mexicanos: más atentos
a los triunfos deportivos
que al triunfo de la justicia.
E L P A I S M A S P E L I G R O S O
El homicidio del subdirector de Notiver, Miguel Angel López Velasco; su esposa y uno de sus hijos, reportero de la misma editorial, es la cruel confirmación de lo que organismos internacionales como Freedom House, Human Rights Watch e incluso la Organización de las Naciones Unidas han verificado puntualmente: México es el país más peligroso para el ejercicio del periodismo en América y el tercero en el mundo, después de Irak y Afganistán.
En el mes dedicado a la libertad de expresión resulta muy doloroso comprobar que este derecho que costó muchas vidas conquistar, es nuevamente muy vulnerable y las instituciones carecen de la capacidad para proteger la integridad física de quienes sólo cumplen un trabajo lícito y profesional, indispensable para informar, orientar y cohesionar a la sociedad.
Ante un escenario de total impunidad –de 76 casos, cero resultados en 6 años- queda, sin embargo, una opción racional, prudente y necesaria: abrir un espacio de credibilidad al compromiso asumido por el gobernador Javier Duarte de Ochoa, de atender con prontitud y diligencia este caso y dar satisfactoria respuesta al clamor generalizado de justicia que proviene no sólo de los deudos, ni del gremio cada vez más agraviado, sino de la sociedad veracruzana.
El periodismo de crítica e investigación siempre ha sido una profesión de riesgo; la crisis de las instituciones sociales -provocada primero por la imposición y luego por el derrumbe de un modelo económico avasallador- la ha dejado en la más completa indefensión. Quienes continúan en esta línea de acción, seguirán siendo sujetos de los vaivenes del azar, hasta que los políticos responsables del actual estado de cosas asuman sus deberes y corrijan políticas y estrategias que sólo satisfacen intereses ajenos a los de la nación y expectativas electorales inmediatas.
Resulta erróneo e inmoral no haber equilibrado el alto índice de inseguridad pública abiertamente solapado en el sexenio anterior, como enfrentarlo de manera impulsiva, impetuosa e improvisada, sin estimar los daños colaterales irreparables: miles de vidas humanas de civiles inocentes que, con una estrategia basada en la inteligencia, pudieron ponerse a salvo.
Si ante la exigencia de corrección por parte del Movimiento por la Paz y de amplios sectores de la población, la respuesta oficial sólo reitera el mismo disco rayado, este es el momento en el que escritores, historiadores, periodistas, filósofos y poetas pueden empezar la búsqueda de la inspiración y el acopio de datos para acometer la narrativa de los constructores de este enorme monumento a la estupidez humana que arribó a Los Pinos en un par de botas campiranas y se irá con las alforjas llenas de despojos a los recursos de la nación, efectuados hábilmente por los eficientes y prósperos compañeros de viaje.
Pero no volverán porque sus profetas ya probaron que son –como los frutos hebenes- por lo menos, inútiles.
hosirius_es1@yahoo.com.mx
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