jueves, 23 de junio de 2011

PUNTO Y COMA

Punto y Coma
Miles de escuelas en abandono
Carecen de mobiliario y demás servicios
Otras carecen de hasta de escritura

Por Luis González Romero

En el país y en cada uno de los estados y municipios existen miles y miles de escuelas deterioradas y otras que se están cayendo, en todos sus niveles educativos, porque durante muchas décadas no han recibido el mínimo mantenimiento; carecen de mobiliario, anexos y lo peor de todo es que ni siquiera tienen escrituras del terreno en donde se encuentran asentadas, como resultados de que son predios donados en asamblea o por personas altruistas, pero jamás se han ocupado de la seguridad jurídica del terreno que ocupan los edificios escolares, no obstante que se han implementado programas especiales para la regularización de la tenencia de esos predios.

Pero hay casos más allá de lo que estoy mencionando, como los menores de edad que reciben clases a la intemperie, a la sombra de un árbol, en galeras o en casas particulares prestadas, porque ni los padres de familias, ni autoridades municipales, estatales o federales han construido un espacio digno en donde los estudiantes puedan recibir la enseñanza en cualquiera de los niveles o clasificaciones de la educación en los estados, en el país o en las comunidades más apartadas de las regiones que se les llama indígenas.

En algunos tiempos pretéritos, ante la indiferencia del gobierno para construir escuelas, los padres de familia se organizaban y mediante faenas construían sus propias escuelas; pero luego tenían que enfrentarse a la falta de profesores, por lo que en muchas ocasiones el tener una escuela salía sobrando, porque finalmente no tenían profesor, que por lo regular eran escuelas unitarias, es decir, que trabajaban con un solo profesor para todos los grados, sobre todo en el nivel de primarias.

Actualmente y a pesar de todos los programas y recursos que se destinan para la educación, que aún no es del 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) como debiera, existe un rezago alarmante de analfabetismo que raya arriba del 12 por ciento en las zonas urbanas y mucho más alto en las zonas indígenas.

Ese es el problema que en México se viene arrastrando desde siempre; pero allá por los años cuarentas, durante el gobierno de Manuel Avila Camacho, se instituyó un programa de las “Cartillas alfabetizadoras”, con un contenido fácil de entender ( y no había modelos educativos como los que ahora pregonan los políticos y líderes magisteriales), pero con esas “cartillas alfabetizadoras” miles de hombres aprendieron a leer y escribir (y digo hombres, porque a las mujeres no se les tomaba en cuenta para que aprendieran a leer y escribir, vaya mucho menos para que fueran a las urnas a emitir el voto y elegir a sus gobernantes, o ser votadas para ocupar un cargo de elección popular y fue hasta el sexenio de Adolfo Ruiz Cortínez, allá por el 1957, cuando se les declaró como ciudadanas y alcanzaron sus primeros derechos rumbo a la equidad de género que más de medio siglo después no han logrado alcanzar).

Ese programa dio excelentes resultados, aunque no fue la panacea, lo que se necesitaba, pues no era mucho lo que aprendían los campesinos y los obreros; pero al menos salían de las tinieblas del analfabetismo, pues les permitía leer todo lo que tuviera letras y hacer cuentas en sus cuatro operaciones fundamentales de la aritmética.

Pasado el tiempo crearon el Instituto Nacional de Educación Para Adultos (INEA), que a pesar de todo su maquinaria burocrática, delegaciones y subdelegaciones estatales, regionales o municipales no ha logrado superar el problema y continúan existiendo hombres y mujeres que no saben leer ni escribir; pero por encima de ello el deterioro de los edificios escolares, falta de mobiliario, de anexos y lo peor, el deterioro magisterial manipulado por lideres corruptos a nivel nacional, en los estados y en las regiones, desde donde solo buscan mantenerse en el poder para buscar posiciones políticas…Por hoy es todo, soy Luis González Romero, mi correo electrónico; notiluis@hotmail.com, hasta pronto.

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