sábado, 4 de junio de 2011

DIARIO DE UN REPORTERO

Diario de un reportero

* Las mejores botanas del Golfo de México
* De cantina en cantina, periodistas llenaban el buche
* Un político generoso presto a pagar la cuenta

Luis Velázquez Rivera
04 de junio de 2011

SÁBADO
Las botanas más sabrosas de Veracruz

¡Ay, 1960, 1970, 1980, el Veracruz que se está yendo, mejor dicho, que ya se fue! A los 18 años, Héctor Fuentes Valdés se metió a la sala de redacción de un periódico, donde ganaba tres pesitos con 50 centavos por nota publicada.

Y, claro, como todavía ahora, sin Seguro Social ni Infonavit, con hora de entrada pero sin hora de salida, sin pago de horas extras, sin vacaciones ni tampoco pagadas, sin aguinaldo, y con trato de los jefes de los mil carajos.

Pero entonces, había una pasión loca, neurasténica, hipocondríaca, por hacer periodismo.

Entonces, las cantinas de la ciudad competían para ganar clientes, y por tanto, ofrecían las mejores botanas de que se tenga memoria en la historia etílica del primer puerto fundado por Hernán Cortés y sus compinches en tierra firme.

Así, y para ahorrarse unos centavitos, Héctor Fuentes y compañeros reporteros, todos los días llegaban a diferente cantina al mediodía, calculando que la botanita estuviera lista, para comer como príncipes y como reyes al precio más barato, mejor que en el mercado popular, y de ahí, luego enseguida, iban a la sala de redacción a teclear en la vieja Remington las noticias del día.

La visita de las 7 casas incluía paradas en El gallo, El Río de la Plata, La Perla, el Bar Manolo, El árbol de Garnica, Nochebuena, El muelle inglés, La Panchita (también conocida como la cantina de los jodidos), La tumba fría, El chicote, El tarro de oro, Hom play, La flecha y La bomba, entre tantas otras cuyos nombres se han olvidado por culpa del Alzheimer.

Unas y otras sostenían una feroz, implacable, radical competencia para ofrecer la mejor botana, al precio más barato, y ahí todos salíamos ganadores.

El miserable sueldito del periódico podía estirarse a todo lo que daba, muchas, muchísimas veces para terminar, como unos pachás, en ‘’La escondida’’, ‘’La casa de Idalia’’, ‘’La casa de Margarita’’ y ‘’El bum-bum’’, donde aquella generación perdida buscaba el deleite carnal.

Allí, en una de las cuatro casas de citas, un gallego, dueño de una cantina del viejo Veracruz, llevó a uno de sus hijos y ordenó a la madame:

‘’Aquí está mi hijo. Dale una chamaca que no tenga piojos ni sabañones… para que pierda la virginidad’’.

DOMINGO
En procesión de cantina en cantina

En la cantina El gallo, por ejemplo, como en el resto de bares, la cerveza costaba un peso con 50 centavos, y la botana era la siguiente:

Tacos de picadillo, chicharrón, rellena, pescado y jamón cocido.

Y el caldito, para acompañar los taquitos y la cerveza, de camarón, de jaiba y de patitas de pollo.

Luego, si uno quedaba hambriento podía comprar tortas, cuya fama favoreció que los sábados y domingos vendieran 7 mil tortas por día.

Unos españoles eran los propietarios de El gallo, y como los españoles tienen fama de tragones, ofrecían una de las mejores botanas del Golfo de México desde Yucatán hasta Tamaulipas.

En la primera cerveza servían una parte de la botana y en la segunda cerveza la parte restante, y así, el estómago quedaba más que satisfecho.

Había quienes, claro, se iban de largo, pero desde la cantina dictaban por teléfono sus noticias a la sala de redacción y el reportero de guardia, ni modo, apechugaba.

Desde luego, cada reportero (y cada parroquiano) tenía su cantina preferida, pero Héctor Fuentes y sus cuates preferían andar en procesión, una por día, buscando nuevas aventuras estomacales.

LUNES
Insuficiente sueldito de reportero

En el Río de la Plata, la botana era la siguiente:

Un caldito y dos tacos en la primera cerveza, pero había quienes exigían hasta cuatro tacos y si uno se ponía exigente, entonces, el mesero se enojaba y le aplica la ley del hielo.

Y si el parroquiano pedía la siguiente cerveza y deseaba más botana, ni modo, había que pagar.

El menú lo integraban pulpos al gusto, ensalada de camarones y los sabrosos, sabrosísimos callos de hacha con un caldito que sabía a gloria.

Nunca, jamás, Héctor Fuentes y sus cuates tuvieron acceso a ese privilegio gastronómico, simple y llanamente, porque el sueldito de reportero era insuficiente.

Nomás miraban a los de junto…

MARTES
El caballero Corona

A la cantina ‘’Nochebuena’’ llegaban los preparatorianos, incluso, en medio del despilfarro etílico (con cargo, claro, a sus padres), una vez eligieron a la Reyna del Estudiante, logrando un pacto político de concordia y paz, pues, la cerveza, ya se sabe, puede convertirse en la mejor secretaría de Relaciones Exteriores para convivir y cohabitar entre mortales.

En ‘’Los dos Panchos’’, ubicada en la calle Francisco Canal, casi esquina Madero, daban como botana unos panuchos riquísimos que se entremezclaban con una cerveza de barril, siguiendo el consejo de Ernesto Hemingway, cuando en su cantina preferida de La Habana, primero se echaba el trago largo, larguísimo, de whisky, y luego, el trago chiquito de Tehuacán, diciendo que el secreto consistía en que el whisky y el agua mineral se revolvieran, no en el vaso, sino en el estómago.

En ‘’El muelle inglés’’, la cerveza Sol costaba un peso con 50 centavos y la Corona dos pesitos.

Y ahí el atractivo turístico era Luis ‘’Pirata’’ de la Fuente, el famoso futbolista de la época de oro de los Tiburones Rojos, a quien apodaban ‘’El caballero Corona’’, porque de tanto tomar coronitas fue contratado por la cervecera para promover la bebida.

Y como parte de su trabajo, ‘’El Pirata’’ de la Fuente rolaba de una cantina a otra, y a cada parroquiano que sorprendía empinándose una Coronita le regaba una, y si se podía, hasta dos, y por tanto, aumentaba la oferta de la botanita.

En sus andanzas, a los 40 años de edad, ‘’El Pirata’’ caminaba varios kilómetros diarios como el mejor supervisor de la cerveza.

MIÉRCOLES
Siniestro nombre de una cantina

En la avenida Circunvalación la cantina más famosa se llamaba ‘’La tumba fría’’, un nombre, por demás, siniestro.

Allí, aparte de la botana (un caldito de pescado con dos taquitos por cerveza), el gancho era que estaba a unos metros de ‘’El rincón brujo’’, donde las trabajadoras sexuales esperaban con ansia a los borrachos que, de plano, llegaban a dormir la mona.

En cambio, en ‘’El chicote’’ la botana era de privilegio. Patitas en vinagre, sopa de médula, chile relleno, y la mejor paella que se vendía en Los Portales.

Un ambiente diferente en 180 grados, o más, a ‘’La Panchita’’, la cantina declarada como el refugio de los jodidos, pues ahí vendían aguardiente, caña pura, para curársela, y de paso, seguir en la onda.

JUEVES
El olor a orines

En ‘’El tarro de oro’’, en la avenida Zaragoza, esquina Morales, el dueño era originario de La Mixtequilla, y la botana se integraba con taquitos de minilla y caldito (humeante) de camarón.

El dueño compraba tempranito el peto en el mercado popular, lo más barato posible, y luego, con chilito y limón cocinaba una minilla de lujo.

En aquellos tiempos, un amigo de copas, con una leona como mujer, logró la reconciliación matrimonial poniendo una cantina en su casa, con todo y mingitorio.

Pero al ratito, regresó a la cantina de Los Portales, porque, argumentó a su esposa, extrañaba el olor a orines.

Y el matrimonio se deshizo por culpa de los amigotes…

De alguna manera fue la misma experiencia vivida cuando uno de los socios quiso remodelar El gallo.

Uno de los socios le reprochó de la siguiente manera:

‘’¿Para qué deseas remodelar la cantina… si a los cabrones jarochos les gusta el olor a orines, los baños sucios?’’.

Así, los socios prefirieron seguir arrojando decenas, cientos de limones, a los baños, para contrarrestar la pestilencia.

El éxito de El gallo puede medirse por lo siguiente: únicamente allí vendían un carro diario cargado del refresco Zaraza, el auténtico, el puro, antes de convertirse en una mescolanza química.

VIERNES
Un político dispuesto a pagar la cuenta…

Aquel Veracruz empezó a desaparecer en el sexenio de Fernando López Arias, cuando en nombre de la moral pública y las buenas costumbres, el gobernador cerró las fábricas del Ron Peñuela, Ron Potrero y Ron Batey.

Y cuando, además, un marinero loco, enamorado de Jack Kennedy (todavía esposa de John F. Kennedy), llegó a ‘’La escondida’’, y a la mitad de una botella de presidente, frustrado porque nunca, jamás, ni en sueños, la tendría en su alcoba, se pegó un tiro en la sien, y constituyó un motivo para bajar la cortina del prostíbulo más famoso (el paraíso, el Edén) en los 490 años de
Veracruz.

Hoy, ningún reportero puede apaciguar el chillido de las tripas al mediodía con un peso 50 centavos, una cerveza y una botana, como en el segundo tramo del siglo XX.

Pero por fortuna, siempre habrá en el Veracruz de hoy un político frívolo ansioso de aparecer en los titulares dispuesto a pagar la cuenta…

Diario de un político
El comandante galán

Luis Velázquez Rivera
04 de junio de 2011

Soy comandante de las honorables fuerzas policiacas de la secretaría de Seguridad Pública. Y estoy en la tablilla. Una secretaria me ha acusado con el góber de acoso sexual. Pero carajo. Ella está ultra contra súper buena. Es un cromo. Una Barbie. Y me ha enloquecido. Por ella he perdido la razón. Me he olvidado de mi mujer y de mis hijos. Y cuando la carne llama… llama. Y cuando toca, toca y re toca como dijera Adela Michel.

Ella llegó a mi oficina como auxiliar administrativa. Y cierto, inicié el acoso. Una víbora sexual estremecía mi cuerpo al mirarla y admirarla cada mañana, cada mediodía, cada tarde. En silencio, alimenté mi imaginación erótica.

Entonces, y como ella me rechazó, la rebajé de nivel y de plano, nomás para que viera y sintiera el poder, la envié a la cocina.

Y seguí con mis impulsos y desvaríos, pues el sexo es canijo, incontrolable, desbordable, diabólico, un tsunami adueñándose del alma y la voluntad.

Ella, en cambio, interpuso una demanda en mi contra en el juzgado tercero menor y, bueno, ni modo, la ley me ampara y pagué una fianza de 12 mil pesos y quedé en libertad preparatoria.

Y el acoso, mejor dicho, el ansia sexual continuó latiendo fielmente en mis entrañas.

Ahora, la muchachita me ha acusado con el jefe máximo, pero como dijera la canción, ‘’yo me he de comer esa tuna… aunque me espine la mano’’.

Ella se ha vuelto como una mujer prohibida. Barbie, es inaccesible para el común de los mortales. Joven, significa un manjar exquisito. Bonita, constituye el máximo de los placeres. Trenza larga, sueño con me haga cosquillitas en mi panza.

Es más, yo como policía soy mejor macho que el resto de los hombres. Y por tanto, represento una garantía de su felicidad. En la vida he aprendido secretos sexuales únicamente para hacer felices al género opuesto y si alguien lo duda, me pueden examinar.

Si fuera necesario, cuanto antes tramitaré mi divorcio, pero esa chiquilla por ningún concepto se me escapará. Y de plano, si quieren mi renuncia a la comandancia, desde ahorita lo dejo claro: se las envío a domicilio. Finalmente, ya estoy preso. ¡Pero nunca he deseado tanto a una mujer como a ella!

Le mostré el primer regalo (un reloj) y lo aceptó. Le mandé un vale para comprarse ropita y zapatitos y los aceptó. La llevé a desayunar y comer y fuimos. La llevé a cenar y le dije que de acuerdo con la historia de la humanidad ‘’quien cena, desayuna’’ y ella únicamente se río, dándome esperanzas.

Ahora, resulta que soy un fauno. Pero gracias a Dios, el general comprende las pasiones humanas de los mortales y más de los policías que trabajamos 24 por 24, y en consecuencia, continuará pa’lante.

El ejemplo del ‘’tío’’ se aprendió como una lección. Pero además, y como dice ‘’El niño Gel’’ del estado de México, en el libro ‘’Los suspirantes 2012’’, ‘’soy mujeriego y es una de mis debilidades’’.

Y más si estuve comisionado en Mandinga, donde todos los días me atraganto con ostiones, pulpos, robalitos, callos de hacha, y recupero más enjundia que un Viagra.

Desde Bill Clinton hasta Silvio Berlusconi, todos han sido modelos eróticos para la humanidad…

Expediente 2011
El famoso reparto de notarías

Luis Velázquez Rivera
04 de junio de 2011

En el último tramo del sexenio, ‘’el tío’’ más famoso de Veracruz regaló unas 114 notarías públicas y hasta donde se sabe (si se sabe bien), el gobernador electo estuvo en desacuerdo, pero aguantó vara, pues faltaban semanas para asumir el mando.

La historia, se afirma, inició de la siguiente manera:

1.-Desde tiempos inmemoriales, cada fin de sexenio se manifiesta la condición humana en todo su esplendor.

Por ejemplo, tres notarios prestigiados del puerto jarocho (Francisco Arias, ‘’El tigre

Arias’’, toda una institución notarial, Jorge Tiburcio y María de Lourdes, la esposa de ‘’El galambao’’) hablaron con el góber fogoso y lograron notarías para sus hijos.

2.-Entonces, el presidente del Colegio de Notarios Públicos, Miguel Angel Díaz Pedroza, secretario General de Gobierno con Dante Delgado Rannauro, pensó en el futuro de su prole y logró cuatro notarías: dos para sus vástagos, una para su yerno y otra para el hijo de una señora.

Incluso, se habla de que el jefe máximo de Díaz Pedroza, el diputado federal, Felipe Amadeo Flores Espinoza, dueño de la asociación ‘’Vía Veracruzana’’, se molestó por la codicia de su cuate.

Es más, a tanto llegaría su irritación que Flores Espinoza renunció a su notaría pública, se la pasó a su hijo y lo nombró sucesor en la asociación política.

Así, el góber fogoso aprovechó la coyuntura, partiendo de la premisa de que si la rebatinga notarial había empezado, ni modo, y como dijera el maestro Pericles Namorado Urrutia (que suele repetir Alejandro Dávila Vera), ‘’si el festín ha de ser carne… que sea en abundancia’’.

Y Fidel, en nombre de la justicia divina, inundó el territorio local, de norte a sur, de notarías, otorgando hasta en los pueblos más pobres de Veracruz.

El desorden, la anarquía y el caos llegó a lo siguiente:

Según las versiones, Guillermo Herrera Mendoza, secretario de Comunicaciones, pidió a Fidel una notaría en el puerto de Veracruz. Fidel, a su vez, y por alguna razón misteriosa, se la autorizó, pero en Cotaxtla. El titular de Secom se molestó y presionó, logrando, más tarde, y por un milagro inexplicable (por ahora) la notaría en el puerto jarocho.

Semanas después, cuando el doctor en Economía había tomado posesión de la gubernatura, una mañana desayunó en el café La Parroquia ‘’202 años’’, y de pronto, miró en el edificio de enfrente el anuncio, pintado en fondo rojo, de la notaría de Memo Herrera, a quien tenía a su lado.

Sorprendido, el gobernador de Veracruz preguntó a Memo si era notario.

‘’Sí, señor, ¿no sabía usted?’’.

‘’No’’, contestó el góber de la Complutense.

Al otro día, un sábado, a las 10 de la mañana, dos trabajadores retiraron el anuncio de la notaría, pero el despacho sigue en el mismo edificio y en donde, gracias a la justicia de Veracruz, el Congreso autorizó un adscrito al secretario de Comunicaciones para seguir trabajando en la administración pública.

3.-Otra versión indica lo siguiente:

El presidente del Tribunal Superior de Justicia, Reynaldo Madruga, tenía agendado el examen para el notariado.

Pero de pronto, el licenciado Leopoldo Muñiz, sobrino de Avelino Muñiz, ex alcalde de Boca del Río, director jurídico del Comité de Arbitraje Médico en el Alemanismo, catedrático jubilado de la Universidad Veracruzana, se inconformó, argumentando que lo habían dejado fuera del beneficio fidelista de las notarías.

Entonces, armó un escándalo en Xalapa, acompañado, ni más ni menos, de la prensa.

En respuesta, el góber fogoso le ofreció una notaría, pero en Perote, y las versiones indican que Leopoldo Muñiz la rechazó y presionó, de manera mediática, para lograrla en el puerto jarocho.

Fidel terminó por ceder y le otorgó la notaría número 65 y Reynaldo Madruga quedó con el ansia insatisfecha.

A VER SI TODOS VOTARÁN POR EL PRI

Hoy, y hasta donde se ha escuchado, resulta incalculable el número de notarios lamentándose de que existen notarías como sarampión en el cuerpo humano.

Incluso, se afirma que el mismo fenómeno se reprodujo en la concesión de taxis, pues llegaron a otorgarse 40 mil concesiones y el producto se abarató en el mercado.

De algún modo el síntoma se reproduce en las gasolineras, pues se están abriendo por todos lados, a tal grado que en menos de un sexenio un ex vendedor de seguros, con fama de prestanombre, acumuló 50 expendios de gas.

Y, bueno, en el caso de las notarías y los taxis habría de ver si en la elección presidencial, de senadores y diputados federales del 2012, todos, con sus familias, sufragan por los candidatos del partido tricolor, pues significaría la única posibilidad de que el PRI regrese, primero, a Los Pinos, con el presidenciable Enrique Peña Nieto, y segundo, exista mayoría roja en el Congreso de la Unión.

POSDATA 1: La columna ‘’Diario de un reportero’’ se publica hoy en el blog.expediente.mx, donde los textos se archivan para su consulta.

POSDATA 2: El jefe del Sistema Abierto de la Universidad Veracruzana en el puerto jarocho, economista Carlos Quiroz Sánchez, anda en los cuernos de la luna, pues se siente con ínfulas para la vicerectoría…

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