"Dejé de comer para esperar mi muerte"
Acusada de infiel, una mujer vivió por varios años un infierno a lado de su esposo, lo que le provocó una parálisis facial y una depresión que la llevó al borde de la muerte
Además de ser una de las entidades más pobladas del país, Ecatepec ostenta ser el municipio que ocupa el primer lugar en violencia familiar del estado de México, donde un gran porcentaje de las mujeres que aquí habitan han sido violentada o bien, sigue siendo agredida física, verbal, psicológica y sexualmente por su pareja, esposo, o algún familiar.
De acuerdo a un estudio que se realizó en esta entidad hace dos años, las mujeres son agredidas 42 por ciento de los casos con el puño de su pareja, las bofetadas representan un 40 por ciento de las agresiones y los golpes con algún objeto el 23 por ciento.
El Instituto de la Mujer municipal señala que 91 de cada 100 hombres en Ecatepec son agresivos, cada 18 segundos alguna mujer es violentada en esta entidad y finalmente, que de cinco mujeres casadas, al menos dos sufrirán algún tipo de violencia y una de ellas terminará asesinada.
Al respecto, Berenice Abigail Moreno, encargada del Centro de Atención a la Mujer en Violencia Familiar municipal, desde hace dos años, aquí han atendido a 7 mil 893 víctimas de maltrato físico, sicológico, sexual, patrimonial y económico.
Tal es el caso de Manuela, quien decidió dejar de comer para esperar la muerte y así librarse del infierno que vivió durante muchos años a lado de su esposo, situación que le provocó una parálisis facial.
Ella recuerda que mientras él tenía una amante, la acusaba a ella de engañarlo, por lo que la humillaba y la agredía, hasta que no soportó más y entró en una etapa de depresión muy grave.
“Tenía ganas de morirme, me encerré y no quería saber de nada ni de nadie, dejé de comer para esperar mi muerte”, recuerda.
Fue tan grave la depresión por la que atravesó, que la hizo olvidarse de sus hijos, sin embargo, una fuerza interna la sacó del estado emocional en la que se encontraba y decidió rehacer su vida.
Ahora se encuentra en rehabilitación física y sicológica dentro del Centro de Atención a la Mujer en Violencia Familiar de Ecatepec y pronto estará mejor que nunca, confía.
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