Punto y Coma
México, primer lugar en consumo de refrescos,
Somos los únicos que pagamos tenencia
Los mexicanos las medicinas más caras.
Por Luis González Romero
México el primer lugar mundial en consumo de refrescos, el único país que desde 1968 paga por la tenencia vehicular y los mexicanos tenemos los precios más altos en medicinas, ya sean de patente, similares o genéricas, pero que al final de cuentas algunas sirven y otras solamente son basura que se expenden envasada; más aparte nos estamos convirtiendo en consumidores de productos calificados como suplementos alimenticios y que desde luego también tienen un alto costo.
No cabe duda que México es un país de contrastes, una mezcla de ricos y de pobres, de los que viven en la miseria y en donde se consume una gran cantidad de bebidas que contienen alcohol, sin tener una estadística del lugar que ocupa el país; pero finalmente somos un país de borrachos e irresponsables, porque en la cantidad gritamos “sirvan las otras, yo invitó y la pobre economía la repartimos generosamente entre las meseras –ahora llamadas edecanes- y al final del día llegamos a casa, donde hay una esposa y unos hijos que durante el día no tuvieron para comer, que caminan con los pies descalzos, que necesitan de ropa, asistencia médica, educación y buena alimentación; pero eso si, somos candil de la calle y oscuridad de la casa.
En el aspecto de las medicinas, México toma el camino largo en la ruta de poner al alcance de la población medicamentos a precio accesible, sin embargo ello no sucede y por lo tanto enfermarse cuesta dinero, desde las consultas de los llamados especialistas, la hospitalización y el alto precio de las medicinas.
Las autoridades podrían ayudar a que los mexicanos paguen en promedio 65 por ciento menos por lo que compran en la farmacia, como hacen otros países, mediante esquemas de afiliación universal a los sistemas de atención social del Estado y su poder de negociación con laboratorios y distribuidoras farmacéuticas para bajar precios al público. Bien es cierto que en México existen instituciones como IMSS, ISSSTE a los que les pagan los patrones para que atiendan a los trabajadores; pero el servicio es malo, como en el caso del Seguro Popular, en donde impera el burocratismo y en donde existe la escasez de medicamentos, sobre todo los etiquetados a precio alto, por lo que nunca tienen en existencia y los familiares de los pacientes tienen que comprar esos productos en las farmacias privadas.
Además se dedicar menos dinero a la salud que otros países, México se rezaga en la aplicación de medidas que faciliten el acceso a los fármacos en momentos en que la población entra en un proceso de envejecimiento que aumenta los costos de la atención médica tanto para el erario como para los mexicanos en lo individual por la incidencia de enfermedades crónicas degenerativas, como diabetes, cáncer y VIH/SIDA, por mencionar algunas, cuyos tratamientos son carísimos.
En consecuencia, los mexicanos son entre los países de los que más gastan de su bolsillo para comprar medicinas, con 47.8 por ciento, de acuerdo a las estadísticas oficiales, respecto del gasto total en salud, lo que constituye un negocio atractivo para laboratorios y distribuidoras valorado en alrededor de 130 mil millones de pesos.
Entre las políticas que otras naciones aplican para reducir el costo de medicamentos a la población están los esquemas de reembolso, la difusión masiva de precios a los que compra el gobierno e incluso la entrega gratuita de fármacos para los padecimientos crónicos más comunes. México ha optado por medidas de mercado como el impulso de la competencia entre farmacéuticos mediante la introducción en 2005 de los genéricos intercambiables (GI) y la eliminación en 2008 del requisito de planta como condición para que laboratorios extranjeros puedan vender productos en el país; también creó el Seguro Popular como instrumento para lograr la cobertura universal de los servicios de salud, pero los beneficios de estas medidas tardarán aún tiempo en llegar.
El gobierno ha dejado de lado medidas de corto plazo que dan resultados eficaces, como utilizar su capacidad de negociación en compras públicas. La Secretaría de Salud, IMSS, ISSSTE, las áreas de salud de las fuerzas armadas y Pemex negocian por separado, mientras que en el caso del Seguro Popular, cada entidad federativa hace sus propias compras y contrata la distribución, sin rendir informes sobre los términos de los contratos como el precio al que compran y a quién.
Un caso insólito es el de Pemex, que adquiere únicamente productos de patente a precios altos, aún en los casos de fármacos que ya tienen una versión genérica intercambiable (GI). “Lo hace así porque tienen un contrato con su sindicato que les permite hacerlo y no lo han cambiado —señala Ernesto Saro, senador de la república e integrante de la comisión de salud—. Ellos creen que los medicamentos de marca son mejores que los GI, y como no les cuesta en forma directa, no les importa.”, explica el legislador.
Intereses sectoriales y una política de salud orientada al mercado elevan el gasto en medicamentos del gobierno y deja a la población no afiliada a las instituciones públicas, sin alternativas frente a los altos precios de los medicamentos de patente…Por hoy es todo, soy Luis González Romero, mi correo electrónico: notiluis@hotmail.com, hasta pronto.
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