Por José Martínez M. (*)
Se autoriza reproducción con crédito al autor
México, D. F., a 19 de marzo de 2012
La de “Greg” es una historia singular. Bastaría con preguntar ¿por qué en Quintana Roo los políticos le temen a “Greg”? No nos referimos a Greg Heffley, el personaje del historietista Jeff Kinney; el Greg del que hablamos es Gregorio Sánchez Martínez, todo un personaje que cada día se vuelve más popular y que bien tarde que temprano podría terminar gobernando al estado de Quintana Roo.
Ahora compite por un escaño en el Senado de la República y no ha estado exento de las peores vilezas a las que pueda enfrentar un político, que nos guste o no, es un candidato que derrocha carisma y que posee un potente magnetismo que atrae cada vez a un mayor número de simpatizantes.
De ahí el miedo de las castas políticas del Caribe que con nada han podido frenar a este enigmático personaje que derrocha energía en la plaza pública y que se ha convertido en el principal protagonista de la contienda electoral que ya está aquí y que concluirá el próximo 1 de julio, cuando los mexicanos en todo el país acudan a las urnas. En este caso el político más popular de Quintana Roo es “Greg” Sánchez.
“Greg” sobresale en medio de una clase política pusilánime de izquierdas y de derechas, de una clase política ensoberbecida y corrupta cuyo fin es sólo el poder por el poder y de una clase política quintanarroense que se ha enriquecido y que vive en atmósferas de un lujo desafiante. Todos son iguales y sus vidas ya nos aburren. Simplemente no atraen a las masas, no provocan la más mínima movilidad social, una clase política a la que le han faltado escrúpulos y que paradójicamente no representan a nada ni a nadie y que han llegado al poder como un claro ejemplo de corrupción política.
Por eso la formidable saga de este singular personaje provoca el asombro y con seguridad se está preparando para gobernar, a su tiempo, sobre los destinos de Quintana Roo, algo que desde luego preocupa a quienes se amparan bajo el manto corrupto del Partido Revolucionario Institucional.
Oriundo de Tecpan de Galeana, Guerrero, “Greg” Sánchez nació el 18 de marzo de 1966. Proviene de una familia humilde y numerosa, que junto con él suman 14 hermanos. Desde muy joven incursionó en los negocios y posee una cuantiosa fortuna, lo que Luis Donaldo Colosio llegó a definir como la cultura del esfuerzo. Su éxito como empresario y político ha despertado suspicacias.
Cuando llegó a Cancún, “Greg” pronto alcanzó fama como cantante de música cristiana, de ahí su empatía con Andrés Manuel López Obrador. Su notable popularidad atrajo el interés de todos los partidos quienes veían en él a un líder natural, fue así que en 2006, “Greg” casi contra su voluntad decidió ingresar a la actividad política. Para empezar no le fue nada mal como candidato a la senaduría en segunda fórmula por la Coalición Por el Bien de Todos, y a pesar de no haber conseguido el espacio en el Senado de la República, decidió continuar en la política.
Así en 2007 se postuló a la presidencia municipal de Benito Juárez, por la alianza de los partidos que integraban el Frente Amplio Progresista: PRD, PT y Convergencia. Ganó la elección pese a las trampas y la guerra sucia que le tendió el PRI. Ya encarrerado decidió solicitar licencia como alcalde en abril de 2010 para buscar la candidatura al gobierno de Quintana Roo por una coalición de partidos opositores al PRI. Fue así que comenzó su calvario.
Nuevamente le jugaron sucio para sacarlo de la jugada hasta que el martes 25 de mayo del 2010 fue detenido por agentes federales por sus presuntos nexos con el narcotráfico.
¿Qué hay detrás de estos hechos? Indudablemente, el abuso de poder del gobierno, destinado a medir la cantidad y el poder de sus propias fuerzas contra los movimientos sociales y políticos. La detención de “Greg” Sánchez no pudo ser más explícita. La oposición en Quintana Roo es cada vez más creciente. El gobierno emanado del PRI no mantiene un equilibrio político, los gobiernos de oposición predominan y los del PRI se encuentran divididos ante las arbitrariedades gubernamentales.
A lo que hay que agregar a los medios de comunicación –lo cual es un secreto a voces– que actúan de manera vandálica para tratar de destruir toda autoridad o liderazgo de oposición, haciendo acopio de blasfemia, injuriando abiertamente y en actitud de reto a todo aquel que critique a las autoridades estatales o personajes de la clase política en el poder. O bien, a todos aquellos que desafían al PRI y que luchan por la alternancia.
En su lucha política, “Greg” ha sufrido un calvario. Para evitar que contendiera por la gubernatura fue encarcelado y después de permanecer más de un año en prisión bajo acusaciones de delincuencia organizada, un juez decidió absolverlo de los cargos que se le imputaban. Pero las humillaciones continuaron, pues una vez que fue liberado y luego de salir de las instalaciones de la
Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada de la PGR, tras obtener un auto de libertad bajo las reservas de ley, le fue colocado un brazalete con el que era monitoreado para que no abandonara el área metropolitana de la ciudad de México en espera de que le fincaran otro proceso, ahora por el cargo de tráfico de indocumentados, pero el secretario en funciones del Juzgado Quinto de Distrito en Quintana Roo, negó la orden de aprehensión contra Gregorio Sánchez.
La PGR buscaba reaprehender al ex candidato perredista liberado el pasado 20 de julio por su posible responsabilidad en los delitos de delincuencia organizada y tráfico de indocumentados. De esa manera concluyó por completo el proceso penal en contra de “Greg” Sánchez, quedando sin efecto los delitos por delincuencia organizada, narcotráfico y lavado de dinero que se le imputaban, proceso en el que no podían faltar los famosos “testigos protegidos”.
Ante la decisión del juez, la PGR hizo saber que el Ministerio Público de la Federación, interpondría el recurso de apelación contra de la negativa a efecto de que un Tribunal Superior resolviera el caso. El hecho es que el magistrado José Ávalos Cota consideró insuficientes las pruebas presentadas por la PGR y “Greg” fue absuelto.
Tan sucia y endeble era la acusación en contra de “Greg” que un testigo colaborador de la PGR, identificado con el sobrenombre de “Zajed”, en cuyas declaraciones se amparó la captura y proceso del ex alcalde de Cancún, está desaparecido.
Fuentes del Poder Judicial Federal, citadas por el diario La Jornada, revelaron que el testigo estaba citado a declarar el pasado 12 de enero en el Juzgado Primero de Distrito de Procesos Penales Federales de Toluca, estado de México, pero no se presentó. “Me permito informar a su señoría que sin previo aviso, el testigo especial Zajed abandonó, desde el pasado 29 de noviembre, el sistema de resguardo de testigos protegidos”, señala el oficio enviado al juzgado y escrito por el director general adjunto de Custodia, Seguridad y Tecnología de la Información de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), Víctor
Hernández Trujillo.
La diligencia a la que debía acudir “Zajed” el 12 de enero estaba relacionada con los juicios que se siguen contra Gerardo Álvarez Vázquez, “El Indio”, uno de los operadores más importantes del cártel de los hermanos Beltrán Leyva.
Todo mundo sabe en el medio jurídico que los “testigos protegidos” son una farsa, y que la PGR ha erogado más de 200 millones de pesos en manutención de este tipo de “testigos” durante el gobierno de Felipe Calderón.
Ya sabemos el ridículo en que terminó el famoso Michoacanazo y luego el Tamaulipazo y desde luego el Quintanarroazo. Pero desde luego que el acoso en contra de “Greg” se rigió por criterios políticos más que jurídicos, lo cual quedó demostrado con la decisión de las autoridades judiciales, aunque el propósito de aislarlo de la contienda electoral se cumplió.
Obvio que ahora se utiliza políticamente a las instituciones de impartición de justicia y otras tantas instancias gubernamentales para castigar a la oposición, lo cual es un retroceso de la democracia. En el caso de “Greg”, el asedio no cesa. Es una pesadilla. “Greg” lo sabe y lo ha sufrido en carne propia, pero aún con todo y las diatribas se encuentra en las preferencias del electorado. Es seguro que ocupe un escaño junto al “Niño Verde”, Emilio González Martínez, el dueño del Partido
Verde y quien ha sentado sus reales en Cancún.
El gran perdedor será sin duda el ex gobernador Félix González Canto, quien lejos de estar preocupado por conseguir un amparo judicial por las irregularidades financieras e ilícitos cometidos durante su gobierno, como lo es sin duda el delito de nepotismo y enriquecimiento ilícito, busca a toda costa blindarse con un cargo de elección popular, aunque sea de diputado ha llegado a confiar, pero brincaría de gusto de llegar al Senado, cosa casi imposible.
Félix dejó graves problemas de corrupción tras de sí, lo que suman señalamientos de pederastia, pero aun así insiste en seguir en la política, no obstante que terminó con un gran margen de impopularidad, lo cual se tradujo en una elección difícil para su sucesor. De alguna manera, el PRI triunfó en las pasadas elecciones porque “Greg” Sánchez fue sacado de la contienda de manera sucia y arbitraria. Ahora, de nueva cuenta, buscan insistir en lo mismo, incluso cooptando a líderes banales y funcionarios corruptos de la oposición.
No es fortuita la campaña mediática en su contra. Se está generando un derroche de recursos para denostarlo y le “recuerdan” un día sí y otro también, “que tiene proceso pendiente”. Según los priístas, existe una denuncia de la Auditoría Superior estatal por presunto desvío de fondos. Incluso el alcalde del Municipio de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, ante los medios lo ha hecho responsable de la deuda de 730 millones de pesos que gravita sobre el municipio.
El asunto es que la procuraduría estatal ha citado a colaboradores de “Greg” y la contralora Reyna Arceo Rosado se ha limitado a señalar que la deuda creció de manera descomunal en sólo dos años de la administración de “Greg” Sánchez.
Se trata, pues de pan con lo mismo. El asunto es fastidiar al político más popular y carismático de Quintana Roo. Pero en realidad los señalamientos recaen en los últimos tres tesoreros municipales, Carlos Trigos Perdomo, Antonio Jiménez y Jaime Zetina González, primo del ex gobernador Félix González Canto y quien realmente es el principal imputado.
Jaime Zetina González es quien debe ser procesado, pero sus lazos consanguíneos con el ex gobernador Félix González Canto le han servido de parapeto para mantenerse impune. En su descargo, “Greg” Sánchez se deslindó en noviembre pasado de cualquier imputación en el desvío de 229 millones de pesos, y señaló que no pagaría ni uno de los 89 millones que encontró mal aplicados por la auditoría del Congreso local.
Detrás de todo esto está la mano de Félix González Canto, quien sabe bien a bien que puede resultar el gran perdedor de la inminente elección federal. Quien debería poner sus barbas a remojar es el alcalde Julián Ricalde Magaña, quien es uno de los operadores de la guerra sucia contra “Greg”, lo mismo que el coordinador de la campaña de Enrique Peña Nieto, Gabriel Mendicuti Loria, quien quedó demostrado sus vínculos con el cártel de Juárez, pues autorizó junto con el ex gobernador Félix González Canto la ampliación del penal estatal a una constructora propiedad de un miembro de la mafia, Luis Carlos Carrillo Cano, quien terminó ejecutado en Cancún y al que consideran “un constructor de éxito”. Datos que pueden ser verificados por el Cisen e inteligencia militar para que sepan quiénes son las personas del candidato Enrique
Peña Nieto coludidas con narcos.
El alcalde Julián Ricalde Magaña, quien ha sido servil con el PRI, es un político que se hizo famoso por usar un reloj espía “chafa” con el que videograba y toma fotos con todo aquel político que se reunía hasta que fue pillado por algunos fotógrafos. Ricalde se ha dedicado a manipular la información de la Auditoría Superior del Estado para tratar de dañar a “Greg”, pues en realidad a quien han investigado es al ex tesorero Carlos Trigos Perdomo por haber omitido en su declaración patrimonial varias propiedades, lo que derivó en un embargo de los inmuebles. Incluso se presentó la denuncia en la Procuraduría de Justicia del Estado porque 11 inmuebles fueron encontrados a nombre de Carlos Trigos, además de cuatro casas y un local comercial en Cancún, dos casas en Playa del Carmen y tres en Tulum, así como una casa en Mérida, Yucatán.
La denuncia también incluyó a otro grupo de funcionarios de menor rango por estar presuntamente involucrados en desvío de recursos. Después se abrió nueva denuncia penal -5082/2011- por un faltante de 89 millones de pesos tras emitir el dictamen de la Cuenta Pública del 2009, donde “Greg” aparece como “responsable solidario”. En el fondo, el alcalde de Cancún busca impunidad al mostrarse servil con el PRI al encargarse de hacer la guerra sucia a su antecesor.
Para empezar nombró como jefe policiaco a un funcionario con un negro historial, se trata de Armando Álvarez Morales a quien Ricalde nombró como secretario de Seguridad Pública de Cancún, quien dejó cuentas pendientes con el gobierno de Veracruz, donde se desempeñó hasta el
año 2010 en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán. A lo que habría que sumar las pillerías de su hermana Alicia Ricalde en Isla Mujeres.
Queda claro que detrás de los ataques “Greg” Sánchez se encuentra todo un aparato de corrupción y complicidades políticas para beneficiar a políticos que pretenden perpetuarse en el poder a toda costa. Todos los indicios apuntan a que detrás de toda esta guerra sucia se encuentra la sombra del ex gobernador Félix González Canto, quien a la postre puede resultar el gran perdedor. Y si a alguien odia este personaje es a “Greg” Sánchez. Su coco, el que le quita el sueño. Al tiempo.
Ahora compite por un escaño en el Senado de la República y no ha estado exento de las peores vilezas a las que pueda enfrentar un político, que nos guste o no, es un candidato que derrocha carisma y que posee un potente magnetismo que atrae cada vez a un mayor número de simpatizantes.
De ahí el miedo de las castas políticas del Caribe que con nada han podido frenar a este enigmático personaje que derrocha energía en la plaza pública y que se ha convertido en el principal protagonista de la contienda electoral que ya está aquí y que concluirá el próximo 1 de julio, cuando los mexicanos en todo el país acudan a las urnas. En este caso el político más popular de Quintana Roo es “Greg” Sánchez.
“Greg” sobresale en medio de una clase política pusilánime de izquierdas y de derechas, de una clase política ensoberbecida y corrupta cuyo fin es sólo el poder por el poder y de una clase política quintanarroense que se ha enriquecido y que vive en atmósferas de un lujo desafiante. Todos son iguales y sus vidas ya nos aburren. Simplemente no atraen a las masas, no provocan la más mínima movilidad social, una clase política a la que le han faltado escrúpulos y que paradójicamente no representan a nada ni a nadie y que han llegado al poder como un claro ejemplo de corrupción política.
Por eso la formidable saga de este singular personaje provoca el asombro y con seguridad se está preparando para gobernar, a su tiempo, sobre los destinos de Quintana Roo, algo que desde luego preocupa a quienes se amparan bajo el manto corrupto del Partido Revolucionario Institucional.
Oriundo de Tecpan de Galeana, Guerrero, “Greg” Sánchez nació el 18 de marzo de 1966. Proviene de una familia humilde y numerosa, que junto con él suman 14 hermanos. Desde muy joven incursionó en los negocios y posee una cuantiosa fortuna, lo que Luis Donaldo Colosio llegó a definir como la cultura del esfuerzo. Su éxito como empresario y político ha despertado suspicacias.
Cuando llegó a Cancún, “Greg” pronto alcanzó fama como cantante de música cristiana, de ahí su empatía con Andrés Manuel López Obrador. Su notable popularidad atrajo el interés de todos los partidos quienes veían en él a un líder natural, fue así que en 2006, “Greg” casi contra su voluntad decidió ingresar a la actividad política. Para empezar no le fue nada mal como candidato a la senaduría en segunda fórmula por la Coalición Por el Bien de Todos, y a pesar de no haber conseguido el espacio en el Senado de la República, decidió continuar en la política.
Así en 2007 se postuló a la presidencia municipal de Benito Juárez, por la alianza de los partidos que integraban el Frente Amplio Progresista: PRD, PT y Convergencia. Ganó la elección pese a las trampas y la guerra sucia que le tendió el PRI. Ya encarrerado decidió solicitar licencia como alcalde en abril de 2010 para buscar la candidatura al gobierno de Quintana Roo por una coalición de partidos opositores al PRI. Fue así que comenzó su calvario.
Nuevamente le jugaron sucio para sacarlo de la jugada hasta que el martes 25 de mayo del 2010 fue detenido por agentes federales por sus presuntos nexos con el narcotráfico.
¿Qué hay detrás de estos hechos? Indudablemente, el abuso de poder del gobierno, destinado a medir la cantidad y el poder de sus propias fuerzas contra los movimientos sociales y políticos. La detención de “Greg” Sánchez no pudo ser más explícita. La oposición en Quintana Roo es cada vez más creciente. El gobierno emanado del PRI no mantiene un equilibrio político, los gobiernos de oposición predominan y los del PRI se encuentran divididos ante las arbitrariedades gubernamentales.
A lo que hay que agregar a los medios de comunicación –lo cual es un secreto a voces– que actúan de manera vandálica para tratar de destruir toda autoridad o liderazgo de oposición, haciendo acopio de blasfemia, injuriando abiertamente y en actitud de reto a todo aquel que critique a las autoridades estatales o personajes de la clase política en el poder. O bien, a todos aquellos que desafían al PRI y que luchan por la alternancia.
En su lucha política, “Greg” ha sufrido un calvario. Para evitar que contendiera por la gubernatura fue encarcelado y después de permanecer más de un año en prisión bajo acusaciones de delincuencia organizada, un juez decidió absolverlo de los cargos que se le imputaban. Pero las humillaciones continuaron, pues una vez que fue liberado y luego de salir de las instalaciones de la
Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada de la PGR, tras obtener un auto de libertad bajo las reservas de ley, le fue colocado un brazalete con el que era monitoreado para que no abandonara el área metropolitana de la ciudad de México en espera de que le fincaran otro proceso, ahora por el cargo de tráfico de indocumentados, pero el secretario en funciones del Juzgado Quinto de Distrito en Quintana Roo, negó la orden de aprehensión contra Gregorio Sánchez.
La PGR buscaba reaprehender al ex candidato perredista liberado el pasado 20 de julio por su posible responsabilidad en los delitos de delincuencia organizada y tráfico de indocumentados. De esa manera concluyó por completo el proceso penal en contra de “Greg” Sánchez, quedando sin efecto los delitos por delincuencia organizada, narcotráfico y lavado de dinero que se le imputaban, proceso en el que no podían faltar los famosos “testigos protegidos”.
Ante la decisión del juez, la PGR hizo saber que el Ministerio Público de la Federación, interpondría el recurso de apelación contra de la negativa a efecto de que un Tribunal Superior resolviera el caso. El hecho es que el magistrado José Ávalos Cota consideró insuficientes las pruebas presentadas por la PGR y “Greg” fue absuelto.
Tan sucia y endeble era la acusación en contra de “Greg” que un testigo colaborador de la PGR, identificado con el sobrenombre de “Zajed”, en cuyas declaraciones se amparó la captura y proceso del ex alcalde de Cancún, está desaparecido.
Fuentes del Poder Judicial Federal, citadas por el diario La Jornada, revelaron que el testigo estaba citado a declarar el pasado 12 de enero en el Juzgado Primero de Distrito de Procesos Penales Federales de Toluca, estado de México, pero no se presentó. “Me permito informar a su señoría que sin previo aviso, el testigo especial Zajed abandonó, desde el pasado 29 de noviembre, el sistema de resguardo de testigos protegidos”, señala el oficio enviado al juzgado y escrito por el director general adjunto de Custodia, Seguridad y Tecnología de la Información de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), Víctor
Hernández Trujillo.
La diligencia a la que debía acudir “Zajed” el 12 de enero estaba relacionada con los juicios que se siguen contra Gerardo Álvarez Vázquez, “El Indio”, uno de los operadores más importantes del cártel de los hermanos Beltrán Leyva.
Todo mundo sabe en el medio jurídico que los “testigos protegidos” son una farsa, y que la PGR ha erogado más de 200 millones de pesos en manutención de este tipo de “testigos” durante el gobierno de Felipe Calderón.
Ya sabemos el ridículo en que terminó el famoso Michoacanazo y luego el Tamaulipazo y desde luego el Quintanarroazo. Pero desde luego que el acoso en contra de “Greg” se rigió por criterios políticos más que jurídicos, lo cual quedó demostrado con la decisión de las autoridades judiciales, aunque el propósito de aislarlo de la contienda electoral se cumplió.
Obvio que ahora se utiliza políticamente a las instituciones de impartición de justicia y otras tantas instancias gubernamentales para castigar a la oposición, lo cual es un retroceso de la democracia. En el caso de “Greg”, el asedio no cesa. Es una pesadilla. “Greg” lo sabe y lo ha sufrido en carne propia, pero aún con todo y las diatribas se encuentra en las preferencias del electorado. Es seguro que ocupe un escaño junto al “Niño Verde”, Emilio González Martínez, el dueño del Partido
Verde y quien ha sentado sus reales en Cancún.
El gran perdedor será sin duda el ex gobernador Félix González Canto, quien lejos de estar preocupado por conseguir un amparo judicial por las irregularidades financieras e ilícitos cometidos durante su gobierno, como lo es sin duda el delito de nepotismo y enriquecimiento ilícito, busca a toda costa blindarse con un cargo de elección popular, aunque sea de diputado ha llegado a confiar, pero brincaría de gusto de llegar al Senado, cosa casi imposible.
Félix dejó graves problemas de corrupción tras de sí, lo que suman señalamientos de pederastia, pero aun así insiste en seguir en la política, no obstante que terminó con un gran margen de impopularidad, lo cual se tradujo en una elección difícil para su sucesor. De alguna manera, el PRI triunfó en las pasadas elecciones porque “Greg” Sánchez fue sacado de la contienda de manera sucia y arbitraria. Ahora, de nueva cuenta, buscan insistir en lo mismo, incluso cooptando a líderes banales y funcionarios corruptos de la oposición.
No es fortuita la campaña mediática en su contra. Se está generando un derroche de recursos para denostarlo y le “recuerdan” un día sí y otro también, “que tiene proceso pendiente”. Según los priístas, existe una denuncia de la Auditoría Superior estatal por presunto desvío de fondos. Incluso el alcalde del Municipio de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, ante los medios lo ha hecho responsable de la deuda de 730 millones de pesos que gravita sobre el municipio.
El asunto es que la procuraduría estatal ha citado a colaboradores de “Greg” y la contralora Reyna Arceo Rosado se ha limitado a señalar que la deuda creció de manera descomunal en sólo dos años de la administración de “Greg” Sánchez.
Se trata, pues de pan con lo mismo. El asunto es fastidiar al político más popular y carismático de Quintana Roo. Pero en realidad los señalamientos recaen en los últimos tres tesoreros municipales, Carlos Trigos Perdomo, Antonio Jiménez y Jaime Zetina González, primo del ex gobernador Félix González Canto y quien realmente es el principal imputado.
Jaime Zetina González es quien debe ser procesado, pero sus lazos consanguíneos con el ex gobernador Félix González Canto le han servido de parapeto para mantenerse impune. En su descargo, “Greg” Sánchez se deslindó en noviembre pasado de cualquier imputación en el desvío de 229 millones de pesos, y señaló que no pagaría ni uno de los 89 millones que encontró mal aplicados por la auditoría del Congreso local.
Detrás de todo esto está la mano de Félix González Canto, quien sabe bien a bien que puede resultar el gran perdedor de la inminente elección federal. Quien debería poner sus barbas a remojar es el alcalde Julián Ricalde Magaña, quien es uno de los operadores de la guerra sucia contra “Greg”, lo mismo que el coordinador de la campaña de Enrique Peña Nieto, Gabriel Mendicuti Loria, quien quedó demostrado sus vínculos con el cártel de Juárez, pues autorizó junto con el ex gobernador Félix González Canto la ampliación del penal estatal a una constructora propiedad de un miembro de la mafia, Luis Carlos Carrillo Cano, quien terminó ejecutado en Cancún y al que consideran “un constructor de éxito”. Datos que pueden ser verificados por el Cisen e inteligencia militar para que sepan quiénes son las personas del candidato Enrique
Peña Nieto coludidas con narcos.
El alcalde Julián Ricalde Magaña, quien ha sido servil con el PRI, es un político que se hizo famoso por usar un reloj espía “chafa” con el que videograba y toma fotos con todo aquel político que se reunía hasta que fue pillado por algunos fotógrafos. Ricalde se ha dedicado a manipular la información de la Auditoría Superior del Estado para tratar de dañar a “Greg”, pues en realidad a quien han investigado es al ex tesorero Carlos Trigos Perdomo por haber omitido en su declaración patrimonial varias propiedades, lo que derivó en un embargo de los inmuebles. Incluso se presentó la denuncia en la Procuraduría de Justicia del Estado porque 11 inmuebles fueron encontrados a nombre de Carlos Trigos, además de cuatro casas y un local comercial en Cancún, dos casas en Playa del Carmen y tres en Tulum, así como una casa en Mérida, Yucatán.
La denuncia también incluyó a otro grupo de funcionarios de menor rango por estar presuntamente involucrados en desvío de recursos. Después se abrió nueva denuncia penal -5082/2011- por un faltante de 89 millones de pesos tras emitir el dictamen de la Cuenta Pública del 2009, donde “Greg” aparece como “responsable solidario”. En el fondo, el alcalde de Cancún busca impunidad al mostrarse servil con el PRI al encargarse de hacer la guerra sucia a su antecesor.
Para empezar nombró como jefe policiaco a un funcionario con un negro historial, se trata de Armando Álvarez Morales a quien Ricalde nombró como secretario de Seguridad Pública de Cancún, quien dejó cuentas pendientes con el gobierno de Veracruz, donde se desempeñó hasta el
año 2010 en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán. A lo que habría que sumar las pillerías de su hermana Alicia Ricalde en Isla Mujeres.
Queda claro que detrás de los ataques “Greg” Sánchez se encuentra todo un aparato de corrupción y complicidades políticas para beneficiar a políticos que pretenden perpetuarse en el poder a toda costa. Todos los indicios apuntan a que detrás de toda esta guerra sucia se encuentra la sombra del ex gobernador Félix González Canto, quien a la postre puede resultar el gran perdedor. Y si a alguien odia este personaje es a “Greg” Sánchez. Su coco, el que le quita el sueño. Al tiempo.
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