domingo, 19 de junio de 2011

PUNTO Y COMA

Punto y Coma

El Día del Padre estuvo bien padre
No hubo algarabía como el Día de la Madre
Como padre, cómo duele perder un hijo

Por Luis González Romero

Arturo -no precisamente el bohemio puro del Brindis del Bohemio- salía todos los días muy temprano de su casa, cuando su hijo Benito aún estaba dormido. Por las noches regresa a su domicilio demasiado tarde, cuando Benito ya se había dormido; por lo que el pequeño no tenía la oportunidad de ver y hablar con su padre. Raras veces, con un poco de suerte lo veía los domingos cuando regresaba del trabajo.

Una noche cuando Arturo encontró despierto a su hijo, éste corrió jubiloso a recibirlo y de inmediato le pregunto: ¿Papá cuánto te pagan por cada hora de trabajo?, 50 pesos, le respondió. Benito ya no preguntó más y trató de jugar con su papá; pero le dijo que estaba muy cansado, que se estuviera quieto.

Pasaron algunos meses y una noche Benito no se durmió, decidió esperar a su padre hasta que llegara y cuando la puerta de la casa se abrió y entró Arturo, el niño lo recibió muy entusiasmado y le dijo: “Papá, papá, papá, he ahorrado 50 pesos, aquí los tienes, son tuyos, te pago una hora de tu tiempo para que estés conmigo”. Cuántos padres de familia entregan todo su tiempo al trabajo, a las parrandas o a cualquier cosa y casi nunca tienen tiempo para sus hijos, con el pretexto de que tienen que ganar para comer, vestir, para la escuela, para las medicinas y hasta para los juguetes; sin embargo, cuántos niños dejarían de recibir un juguete por estar con su padre aunque sea una hora, como el caso de Benito.

La vida es difícil, muy difícil, cuantos padres y cuántas madres irresponsables abandonan a sus hijos y éstos crecen y se forman a la deriva, sin el guía, sin el padre o la madre, como se dice, “a la buena de Dios”. Algunos llegan a sobresalir, a ser alguien en la vida; otros la mayoría se pierden en la vagancia, en las adicciones y en la delincuencia y su vida se esfuma a temprana edad, por una o por otra causa. Cuántas mujeres van por la calle llorando un cariño y arrastrando a un niño engendrado por un sujeto irresponsable al que no se le puede llamar padre.

Pero que piensa el hijo de su padre: A los siete años: “Papá es un sabio, todo lo sabe”. A los catorce años: “Me parece que papá se equivoca en algunas cosas que me dice”. A los veinte años: “Papá está un poco atrasado con lo que me dice, no es de esta época”. A los veinticinco años: “El viejo no sabe nada...esta chocheando decididamente”. A los treinta y cinco años: “Con mi experiencia, mi padre a esta edad hubiera sido millonario”. A los cuarenta y cinco años: “No sé si ir a consultar con el viejo este asunto”. A los cincuenta años: “Que lástima que se halla muerto el viejo; la verdad es que tenía unas ideas y una clarividencia notable”. A los setenta años: ¡Pobre papá, era un sabio! ¡Qué lástima que yo lo haya comprendido tan tarde!.

Unas horas después, pero hay les dejo esta reflexión para padres e hijos y recordarles que somos seres vivos humanos de este día, vivámoslo de manera intensa, es nuestro el presente; el ayer ya es historia y el mañana no nos pertenece. Cuiden a sus padres hoy y siempre, cuiden a sus hijos, porque cómo duele perder un hijo; pero por encima de ese inmenso dolor está la voluntad de Dios, el Padre Nuestro y que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo. Unas horas después felicidades a todos los padres, esperando que hayan bien padre disfrutado su día con sus hijos…Por hoy es todo, soy Luis González Romero, mi correo electrónico: notiluis@hotmail.com, hasta pronto.

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