Crónica
Pablo Jair Ortega
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12 de MARZO de 2010
PUEBLO MÁGICO VISITADO… ENTRE CAFÉ, LLUVIA Y TIZNE
Javier Duarte andaba que organizaba hasta a los fotógrafos: “A ver, dennos chance, dennos chance. Ya pronto les voy a organizar una pasarela nada más para ustedes”.
El asunto es que quería estar en contacto con los coatepecanos. Ahí en la calle Morelos, donde venden tamales, a un costado de la parroquia de San Jerónimo.
10.30 de la mañana. El “Formidable” está amenizando en la tarima a la gente, vitoreándose como orgulloso coatepecano. Es conocido locutor y expendedor de chelas ahí en la colonia Manantiales.
Por ahí se ve también el paisano Othón García Estudillo, delegado de Tránsito de Coatepec, concentrado en su labor para dirigir un caótico tráfico que se sobredimensiona por la gran cantidad de vehículos que entran al “Pueblo Mágico”. Las calles adoquinadas no están hechas para tanto vehículo, y menos ahora.
En el estrado está el grupo musical metiéndole duro a la chunchaca. Un catarrín aprovecha el estado ausente para congraciarse con unos pasitos tun tun.
De repente el pitazo: está desayunando en el Bonilla. Jálate para allá. Se adelanta el “güero feliz”, recientemente llegado a tierras atenienses, y confirma: “Aquí esta Duarte, wey”.
El restaurante Bonilla es conocido por su sazón de mariscos. Ahí también se ve seguido al legendario “Mosco”, jaranero de antaño. Es punto de reunión obligado aunque sea para ver los murales de fotografías de los famosos que llegan a Coatepec: hay deportistas como Ana Guevara, empresarios, políticos de talla internacional, otros bien caritas como Víctor Flores Morales; otros caricaturescos como Reynaldo Escobar; actores, actrices, y mi tío Carlos Slim, cuando viene a ver a la familia.
Llama la atención la camisa escarlata que porta uno de los presentes: “Este es mi gallo. Javier Duarte para gobernador 2010-2016” y el dibujo de un gallo de pelea. Folklor político a lo jarocho.
Ahí el precandidato se instala con los empresarios del “Pueblo Mágico”. Es un desayuno cordial que es cortado de tajo por la inmediatez de la agenda… climática: lo que aparentemente nomás iba a ser un día nublado, se convirtió por momentos en los comienzos de una gripa celestial. Chorrito a chorrito, gota a gota, los primeros que sufren son los camarógrafos por los equipos que portan.
Del cielo también cae tizne de los campos cañeros que han sido recientemente quemados. Dicen los que saben que se trata de cenizas negras originarios de los campos cercanos al ingenio Mahuixtlán.
Afuera de Bonilla lo va a escoltar una banda que toca la inefable Marcha de Zacatecas; al parecer todo el guateque de la música lo organiza Víctor Hugo Alarcón Limón, el de la Junta Estatal de Caminos y candidato perdedor a la alcaldía de Coatepec; por cierto, a ver si al rato no resulta con que les debe también una lana prometida.
Caminando sobre la calle Santos Degollado, se le acerca una señora que parece simpatizante: al menos tiene la gorra y la camisa rojas, pero lo primero que hace al acercarse a Duarte es ofrecerle una alcancía de bote para pedirle para la cooperación. ¿Para qué? La verdad es que uno nunca sabe.
Sobre la calle Morelos ya se ven las pancartas, las lonas, los adornos; desde las 10 y media de la mañana que no se veía mucha gente, repentinamente la calle era un pandemónium de seres políticos, simpatizantes, curiosos, priístas. Toda la región está presente: Xico, Teocelo, Ayahualulco, Cosautlán, Mahuixtlán, y muchos pueblos mágicos que rodean a Coatepec.
Llegar hasta el estrado es nuevamente otra de las odiseas que se viven en campaña: el arrimón, los empujones, el dejarse llevar a donde lleve la corriente de gente que avanza por inercia.
Arriba la situación es similar. Todos quieren salir en la foto: el alcalde, regidores, funcionarios, líderes de la zona. Ahí el candidato mete orden, porque quiere ver a la gente: “A ver, dennos chance”… Y que corren a los fotógrafos estorbosos.
Para que no haya rencores, Duarte se acerca a quien esto escribe y le dice: “Mira, pásate para acá atrás”… Y uno piensa parafraseando a Nosotros los pobres: “Ni hablar mujer, traes puñal”. Gajes del oficio.
Ahí todos amontonados bajo la lluvia. Duarte se cuchichea con el diputado federal Yunes Zorrilla… Algo traen, algo traen. La realidad es que diputado cordobés no deja de llamar al de Perote como “el caballero de la política”.
Y así entre caballeros y bellas mujeres coatepecanas (una de plano me pidió permiso para pasar, lo que hice rendido luego de estos ojos tan fisgones que tienden a ver voluptuosidades) Duarte visita Coatepec, hoy con un toque papanteco, al ver a los danzarines totonacas ensalzando los paseos por las principales calles del “Pueblo Mágico”.
Debe ser que allá en Papantla perdieron su calidad de mágicos, y no hay mejor lugar para revivirlo.
Al final, todos a conocer el “CiberDuarte”, en la casa de precampaña, donde decían que iban a lanzar un zeppelin, pero preferimos regresar a la casa para escuchar a los homónimos cantando “Rock and roll”.
El tráfico intenso. En Coatepec de por sí el tiempo transcurre muy despacio, en cámara lenta, pausado. Los muros de las casonas antiguas atestiguan otra vez, como en cien años, la historia.
Con esa misma lentitud va la gente desocupando el centro de la ciudad colonial. Una señora ya entrada en canas quiere llevarse el recuerdo de Javier Duarte impreso en lona, y basta tan sólo colgarse como niña traviesa.
Para algo servirá el hule. No hay que despreciar nada.
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