viernes, 11 de septiembre de 2009

EN POLITICA, HACEN FALTA MUJERES

En la política, hacen falta mujeres.

La participación de la mujer en la política se hace necesaria precisamente por la diferente manera de pensar del hombre y la mujer. Existe un abismo entre la forma de pensar entre uno y otro. No voy a decir que ellos son corruptos y ellas no, que ellos son fríos y ellas no, Creo que maldad, deshonestidad y frialdad, somos capaces todos los seres humanos de manifestarlas, así como bondad, honestidad y sensibilidad; La diferencia radica en los puntos de vista de cada uno; del cristal a través del cual se miran todas las cosas y de las situaciones que nos toque vivir, el “imprinting” que Edgar Morín menciona en sus “Siete saberes”. Un ejemplo de ello sería el siguiente: cuando un grupo de personas, llámense comerciantes, empresarios, colonos, etc., adeudan varios años de impuestos al erario público y solicitan la condonación de los recargos, un descuento en las multas e incluso, el “borrón y cuenta nueva”, no es otra cosa que el incumplimiento del pago, y que, dicho sea de paso, es contra la Ley. La mujer, como funcionaria, estaría pensando en ofrecer un plazo y un plan de pagos que se acomode a las necesidades y capacidades de los deudores, dejando muy en claro que tal como se educa a los hijos, a la ciudadanía hay que educarle, sobretodo, en cuanto al pago de los impuestos. Como mujeres que educamos en el hogar a nuestros hijos, queremos que se enseñen a respetar las reglas, para que siendo ciudadanos no dejen de cumplir sus obligaciones. Actuando de otra manera, inadecuada, se puede lograr que ya no se los cobren, negociar la deuda o sólo pagar una parte de ella; todo esto, casi siempre a cambio de componendas políticas o compromisos electoreros. No diré que todos los hombres piensan y actúan de ésta última manera, pues existen excepciones, pero desgraciadamente, muchos no se detienen a pensar en las consecuencias a largo plazo de las decisiones que toman, dando la impresión de que su pensamiento está al servicio del “aquí y ahora”.
Como mujeres, al vivir la crianza de nuestros hijos, aprendemos que si los hijos nos hacen una rabieta para obtener algo, a la edad de tres a cinco años comúnmente, de nuestra reacción ante ello, dependerá su futuro comportamiento cada que quieran o pidan una cosa. Sabemos cuándo tenemos que educar, porque hasta el día de hoy, las mujeres nos encargamos principalmente de la educación informal y parte de la formal de nuestros hijos.
Una mujer sabe que lo que haga con su familia ahora va a ser determinante. Que el futuro de los hijos depende de su comportamiento en el presente. Su sensibilidad le hace ser más comprometida, más negociadora, porque su naturaleza y los roles que le tocan vivir la hacen ser así; podemos afirmar que sus decisiones se darán en un marco de responsabilidad, compromiso y espíritu visionario.
Es necesario que incursionemos más mujeres en los puestos públicos; la actitud para el buen desempeño la tenemos, preparémonos más para ganarlos, debemos equilibrar la balanza, la sociedad y la nación lo requieren.
Mtra. Rosa María Ayala Nájera

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