domingo, 14 de noviembre de 2010

GNOMOS, DUENDES Y CHANEQUES


GNOMOS, DUENDES Y CHANEQUES.

EN EL ÉXTASIS DE LA MEDIOCRIDAD.

¿Y por qué le dicen “PacMaquiao
si ya se llama Manny Pacquiao?

UNA VEZ MÁS la fábrica de las ilusiones funcionó a todo vapor y produjo lo que habían previsto los estrategas de la tele y de los negocios redondos (empresarios, promotores y apostadores): millones de dólares en utilidades netas para esta boyante industria del espectáculo que al final de cada evento repite como final infeliz la consabida frase: “¡Lástima, Margarito!”, que ya parece marca nacional. La paliza dolió más a los millones de espectadores que -hábilmente seducidos por la mercadotecnia- ponen el destino nacional en los pies de once futbolistas o en los puños de un boxeador, esperando, mientras rezan una oración a la Virgen de Guadalupe, que se haga el milagro de que, por fin, un mexicano sea el primero en algo que nos alimente el orgullo y no sólo en enriquecimiento ilícito, en obesidad infantil o en corrupción.

El éxtasis de la mediocridad en su máxima expresión, cuando un egresado de la “Academia” destroza la partitura original de Jaime Nunó y Francisco González Bocanegra e interpreta, con errores y como si fuera una balada comercial de mal gusto el Himno Nacional Mexicano, haciéndose acreedor a una sanción como infractor de la Ley de Usos de la Bandera y los Símbolos Nacionales, que ya se ha aplicado a otros.

Esta tendencia hacia la medianía que se multiplica a través de los medios masivos de comunicación de manera automática, tiene su origen más cercano en la política del neoliberalismo aplicada por Carlos Salinas de Gortari para destruir la identidad nacional. Uno de los primeros pasos de esta conjura contra la inteligencia se dio cuando se eliminó el requisito de presentar un examen para obtener licencia de locutor radiofónico, aspiración sustentada enana sólida cultura general. A partir de ahí cualquiera pueda hablar ante un micrófono aunque no tenga nada qué decir o lo diga muy mal; por extensión, cualquiera puede parecer artista, siempre y cuando lo presenten en la tele, fuera de cuyo reino nada existe.

El bochornoso espectáculo del “ya merito” es un anticipo de lo que nos espera para el proceso electoral de 2012, con un apabullante y devastador manejo de los medios por los poderes fácticos que ya nos presentan en la tele un día sí y otro también a su estrellita del canal con su cara bonita, su copetito que ya hubiera envidiado Elvis Presley y su oratoria estéril, vacía… pero eso ¡qué importa!, si “una imagen dice más que mil palabras”.

Y tan mal andamos en materia de capacidad de raciocinio que ahora a los artistas plásticos les dicen “artistas visuales”.

hosirius_es1@yahoo.com.mx

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