martes, 24 de enero de 2012

LOS REPORTEROS SOMOS NOTICIA

TOMADO DE LOS REPORTEROS SOMOS NOTICIA DE Lorenzo Franco Aranda Cachiquin@gmail.com

- En víspera de celebrarse este miércoles 25 el 42 aniversario del avionazo donde fallecieron 20 periodistas procedentes de la capital del país al llegar a Poza Rica, como parte de la comitiva de prensa que acompañaba al entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Echeverría Álvarez, cobra vigencia el texto narrativo de esa tragedia, escrito por el columnista estelar de El Sol de Zacatecas, Sergio -el ‘Capitán’- Candelas Villalba, denominado acertadamente "La última misión".

El reporte sobre la caída del avión Convair HB-DOK de la CFE llegó a la jefatura de redacción de la revista Tiempo, minutos después de que Guillermo -el Tobi- Pérez Verduzco había transmitido la noticia, el domingo 25 de enero de 1970, a Jacobo Zabludovsky para su programa Hoy Domingo, del Canal 2 de Televisa.

Subieron al Convair los reporteros Porras Ochoa, De los Santos, Rojas Sedeño, Porragas, Olmedo, Falconi, Moya, Figueroa y Kramsky; los fotógrafos José Ley y Lorenzo Borboa, de El Sol de México; Quiroz, Jaime González, Martínez y Casasola. También abordó la nave el doctor Camilo Ordaz, quien cumplía una comisión del IEPES, del PRI.

Detrás de ese grupo, ascendieron por la escalerilla de la nave los reporteros Ostermayer e Infante, pero se percataron que los 16 asientos ya estaban ocupados. Miyot, antes de bajar, observó que a un lado de la puerta del avión había un asiento lateral para cuatro personas que ocupaban tres enviados de El Heraldo de México: Jesús Kramsky, Mario Falconi y Moya, quienes charlaban mientras se sujetaban los cinturones de seguridad; pensó ocupar un lugar junto a ellos, pero recordó que viajar de lado es más propenso a marearse que viajar de frente y optó por bajar del aparato.

A bordo del avión estaban ya los miembros de la tripulación: Leopoldo Ramírez Di Stéfano, piloto de 36 años de edad; Luis Martínez, copiloto; Javier Eliseo Ríos, ingeniero de vuelo y Rosa María Pedroza, taquígrafa durante muchos años en la Cámara de Diputados, habilitada por esta ocasión como azafata en la campaña.

El primer avión de la comitiva, el 'Vicente Guerrero', despegó del aeropuerto capitalino; luego lo hicieron el Convair, el 'Juan Aldama' y otros dos aparatos. Eran las 7:20 de la mañana, el frío empezaba a ceder y en el horizonte del noreste, se divisaban cúmulos grisáceos.

La ruta aérea México-Poza Rica pasa sobre la Sierra Madre Oriental. Sobre ella cruzaron los aviones. Después de 40 minutos de vuelo, el 'Aldama', en el que iba el reportero de la revista Tiempo, estaba en el cielo de Poza Rica. A esa hora, los vientos procedentes del Golfo de México habían acumulado dos capas de nubes sobre la región norteña de Veracruz. La más baja quedaba casi al ras de los cerros; como el cielo estaba muy cerrado, la aeronave sobrevoló 50 minutos más, tratando de hallar un claro entre las nubes por el cual enfilarse hacia la pista del aeropuerto.

Ya en Poza Rica, poco a poco fueron llegando los periodistas al autobús en que viajaban los reporteros y que llevaba el nombre de 'Ignacio Allende'. La ausencia del Convair y de los compañeros que en él viajaban, llegó a intranquilizar. Lo que, afuera, era bullicio y júbilo, dentro del autobús era inquietud, cargada de presagios que nadie se atrevía a pronunciar. Algunos reporteros conminaron al diputado Fausto Zapata Loredo, coordinador de prensa en campaña, para que enviara una persona a las oficinas del aeropuerto para preguntar por el destino del Convair.

El encargado de indagar sobre la aeronave ausente fue Francisco -Paco- Cayuela, ayudante del coordinador de prensa. Pasaron varios minutos cargados de tensión. Muy pocos periodistas se atrevían a hablar. Por fin, llegó Cayuela corriendo hasta el autobús de prensa. Subió y pálido, con la voz ahogada por el nerviosismo, le gritó a Zapata: ¡Se estrelló!

La sacudida emocional fue aterradora. Alguien, en medio de la confusión, preguntó:

-¿Dónde fue? ¿Están heridos? Paco exclamó: ¡Todos están muertos!

Las primeras versiones que corrieron entre los reporteros sobre el percance fue que el piloto maniobró en un banco de niebla, que le obligó a bajar su techo de navegación siguiendo la línea de un ocho y perdió el contacto visual de la pista del aeropuerto, topó contra las copas de los árboles del cerro del Mesón y se precipitó a tierra en pedazos.

En seguida, los periodistas pidieron que el autobús desviara su ruta de tránsito hacia al lugar del mitin y los llevara al Centro de Prensa instalado en las oficinas de la Sección 30 del STPRM, en donde, por medio de las únicas cinco líneas telefónicas disponibles, hablaron a México para informar del suceso a las redacciones de los periódicos, radio y televisión de la capital de la República y para tranquilizar a sus familiares.

Poco después, los reporteros y fotógrafos solicitaron vehículos para trasladarse al lugar donde había ocurrido el accidente, distante cinco kilómetros del aeropuerto. Todos estaban invadidos de un vehemente deseo de ayudar, de cerciorarse, de salvar amigos.

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