BRINDA IMSS DIAGNÓSTICO Y
TRATAMIENTO A NIÑOS CON TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD
·
Es recomendable detectar este padecimiento a tiempo, a
fin de evitarle al menor diversos problemas sociales, escolares y emocionales
·
Sin tratamiento el trastorno continúa en la juventud y
vida adulta; repercute en rendimiento académico, problemas laborales, riesgo de
abuso de sustancias y delincuencia
Especialistas del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en psicología y pediatría realizan
el diagnóstico y brindan tratamiento a menores con trastorno de atención con
hiperactividad que cursan estudios de preescolar y primaria; es decir, niños o
jóvenes que manifiestan durante más de seis meses una conducta de este tipo, ya
sea en las indicaciones que le dan profesores o los propios padres de familia,
entre otros síntomas.
María Rossana
Castañeda Mendoza, jefe de Departamento Clínico del Hospital Psiquiátrico con
Unidad de Medicina Familiar número 10 del IMSS, destacó que este padecimiento está
relacionado con una alteración en el sistema nervioso central, por lo cual no
es suficiente la voluntad de los padres y del infante para solucionar este afección;
es necesaria la terapia psicológica y la toma de medicamentos, en caso de que
así lo determine el médico tratante.
Advirtió que los
menores con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) pueden
cursar con uno o más síntomas y lo más común en este padecimiento es que
predomine la hiperactividad, “el niño se mueve en exceso, abandona su asiento,
corre en el salón, no para de hablar y tiene dificultad para jugar o dedicarse a
actividades en grupo”.
La especialista
recomendó a los padres estar muy atentos cuando sus hijos, de forma repetida
durante medio año o más, muestran síntomas de desatención o se distraen con
estímulos irrelevantes, parecen no escuchar cuando se le habla, tienen
dificultad para organizar actividades, les disgusta dedicarse a tareas que
requieren de esfuerzo mental, no siguen instrucciones, extravían objetos
necesarios para realizar sus tareas o no las finalizan.
Castañeda Mendoza
explicó que se identifica a un menor impulsivo porque precipita las respuestas,
tiene dificultad para guardar su turno, interrumpe o se inmiscuye en
actividades de otros que no le competen. La especialista señaló que es
indispensable que ante la presencia de uno o más de los síntomas referidos los
padres acudan al médico a fin de realizar el diagnóstico e iniciar el
tratamiento lo antes posible.
“Si este trastorno
permanece, los síntomas pueden impactar tanto en el rendimiento académico y
escolar del paciente como en el desempeño social y emocional, lo que conduce a
un pobre rendimiento académico y, posteriormente, problemas laborales, alto
riesgo de abusos de sustancias e incluso delincuencia; son situaciones que se
pueden ver a lo largo de la vida cuando no se da un tratamiento adecuado”,
detalló.
Indicó que lo más
común es detectar el padecimiento entre los seis y nueve años de edad, cuando
el infante cursa los primeros años de primaria; “pero desde los tres años
podemos diagnosticar a los niños con una inquietud excesiva, problemas para
dormir, retraso en la articulación del lenguaje e incluso hiperactividad; desde
el embarazo hay madres que refieren un exceso de movimiento intrauterino y
estos elementos nos orientan para determinar la presencia del TDAH”.
Señaló que para
detectar la presencia del trastorno los especialistas del IMSS cuenta con
diversos métodos: historia clínica para determinar antecedentes de familiares
con el padecimiento o problemas durante el embarazo que condicionen daño en el
cerebro del infante; la intervención de un equipo multidisciplinario de
psicólogos, pediatras, neuropediatras y psiquiatras que realizan diversos tests,
y estudios como electroencefalograma, resonancia magnética y tomografía.
La especialista
destacó que en el Seguro Social se brinda tratamiento en forma
multidisciplinaria, ya que se ofrece al menor, a sus padres o tutores terapia
psicológica para orientar modificaciones en la conducta, así como medicamentos
seguros y controlados que no causan adicción alguna y, por el contrario, “con
una pastilla que tome va a estar atento y tranquilo mientras está recibiendo su
clase; si quiere jugar, correr o realizar actividad física, lo va a hacer sin
dificultad”.
“En cuanto se tenga
la menor duda con los síntomas o conductas del menor, lo mejor es acudir al
especialista, ya sea con el médico familiar o el pediatra; tiene que ser muy
puntual el solicitar una valoración del especialista, muy inmediato, no debemos
dejar pasar tiempo porque las complicaciones realmente son graves”, enfatizó
Castañeda Mendoza.
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