Se
presentan en dos tipos y se manifiestan como tumores en los ganglios
- Terapia
blanco y trasplante de médula ósea son partes importantes de su
tratamiento en el Seguro Social
Los linfomas son un tipo de cáncer
hematológico (de la sangre) que, siempre y cuando se diagnostiquen y traten
oportunamente, pueden responder favorablemente, sostuvo María de Jesús Nambo
Lucio, jefe del Servicio de Hematología y Trasplante de Médula Ósea, del
Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, del Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Este padecimiento, dijo la
especialista, se conoce como linfoma porque es una neoplasia derivada de los
linfocitos, una clase de glóbulos blancos producidos en la médula ósea junto
con los glóbulos rojos y células plasmáticas. Por razones desconocidas, estas
células se vuelven desordenadas e inmortales y forman tumores que se alojan en
los ganglios del organismo.
Los linfomas se presentan en dos tipos:
los Hodgkin y los no-Hodgkin; ambos se manifiestan como tumores en los
ganglios, señaló la hematóloga. El primero, poco más benigno, aparece como un
conglomerado de pequeños nódulos que asemeja un racimo de uvas. El segundo es
sólo un ganglio crecido que tiene el tamaño de una ciruela y un mayor grado de
agresividad.
La detección de este padecimiento no
suele ser oportuna, ya que no causa dolor y aunque pueda haber ganglios
crecidos, no tienen relación con ninguna infección ni alergia, explicó.
Posterior a su aparición, empiezan a crecer de forma anormal y dependiendo de
su agresividad, es como se manifiestan clínicamente. Si el padecimiento es
severo, crecerán rápidamente hasta convertirse en tumores voluminosos, de
alrededor de diez centímetros de diámetro.
Los linfomas no se curan, pero se
controlan, ya que son neoplasias hematológicas altamente sensibles a la quimio
y radio terapia; es decir, responden muy bien a estos tratamientos, tanto que
al Hodgkin se le considera como el primer cáncer curable desde los años 70.
Nambo Lucio añadió que en el cuadro
clínico característico de los linfomas hay fiebre que suele aparecer por las
tardes o noches, seguida por diaforesis (sudoración profusa) que empapa la ropa
y provoca pérdida de peso. En el Hodgkin ésta es segmentaria, es decir, se suda
en el cuello o en la cabeza y cuando está más avanzado, hay pérdida de peso. Ante
estos síntomas es imprescindible realizar una biopsia para descartar o
corroborar la existencia de linfoma.
Si se confirma el diagnóstico por
marcadores tumorales y tomografías, es necesario efectuar estudios complementarios,
pues el linfoma, al igual que la leucemia, al correr por la sangre, puede estar
en cualquier sitio del organismo.
Los linfomas no se heredan y no hay
edad particular para que se den; sólo hay una preferencia para el Hodkgin, que
es en niños alrededor de los 12 años y en la etapa adulta, alrededor de los 45.
Aunque no hay causas como tales para este cáncer, hay factores que pueden estar
relacionados como el contacto con solventes o disolventes. En ocasiones está
asociado a infección por virus de Eipsten Barr.
De acuerdo con la hematóloga, el lugar
de predilección del Hodgkin es cuello, axilas y mediastino (parte anterior del
tórax), y únicamente es visible mediante radiografía, aunque el paciente tiene
dificultad para respirar y tos irritativa. En el no-Hodgkins hay una
clasificación que abarca más de 50 tipos de este linfoma que van desde el grado
de agresividad bajo hasta el muy agresivo, que determinan pronóstico y tratamiento,
añadió.
En el Instituto Mexicano del Seguro
Social se cuenta con anticuerpos monoclonales o terapia blanco, parte de la
quimioterapia que no es citotóxica porque no destruye células buenas y malas;
sólo está dirigida a las malignas y, por tanto, no provoca pérdida de pelo,
vómitos, náusea, pigmentación de uñas, entre otras consecuencias, sostuvo Nambo
Lucio.
Adicionalmente a la quimioterapia y
radioterapia, también en el IMSS se efectúa trasplante de médula ósea, que nos coloca
a la altura de cualquier institución médica del mundo para tratar linfomas en
etapas avanzadas, señaló la especialista.
A los derechohabientes se les explica
la toxicidad que puede tener el tratamiento y se les ofrece el apoyo
psiquiátrico, “ya que no es fácil estar enfermo, que se caiga el cabello y
estar en un hospital de cáncer”, explicó Nambo Lucio.
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