Alfil
Luto e indignación
Por Roberto Piñón
Olivas
Estupor.
Indignación. Hartazgo.
No hay
descripción posible al sentimiento que brota por el asesinato de dos
entrañables amigos, Javier Salinas y Javier Moya, periodistas ambos, hombres de
bien, trabajadores, idealistas, fundadores del Foro de Periodistas.
La cuota de
sangre se vuelve insoportable. No hay fin a la ola de violencia provocada por
el crimen organizado.
La sociedad
secuestrada agoniza ante los embates crudos, criminales.
Es cierto, la
autoridad ha sido rebasada, ante la incompetencia federal de hacer frente
efectivo a la delincuencia, que por disposición constitucional y legal debe
combatir.
Ante los
crímenes, un múltiple crimen, el gobierno de la república calla. El Presidente
Calderón se ufana de los avances de la lucha contra el crimen desde Veracruz,
rodeado por las fuerzas armadas.
Pareciera que en
Chihuahua no ocurre ni ocurrió nada. Salvarcar, Creel, Chihuahua y otras vez la
ciudad de Chihuahua, no le dicen nada.
Tienen razón: los
compañeros han sido víctimas circunstanciales. Hasta el momento así parece ser.
Sin embargo, el gremio periodístico se siente atacado, vulnerado.
Ya nos sentíamos
así desde antes con David García Monroy, otra víctima reciente, mismas
circunstancias. Incluso antes. Los nombres están presentes.
A nivel nacional
el problema se agudiza.
103 periodistas
han fallecido en las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón. No
todos tienen que ver directamente con ataques a libertad de expresión, como
creo es el caso, pero indirectamente por supuesto que están relacionados: la
sociedad pierde una voz crítica, una esperanza de comunicación, un talento
periodístico: eso es más que suficiente para pensar en un ataque a todos los
que aportan su voz por los que carecen de ella.
Son dos
periodistas más que son acallados por la violencia que como sociedad hemos
alentado, reproducido, cobijado y que aún no hemos tomado la decisión de
corregir y eliminar.
La manifestación
de dolor realizada por las organizaciones periodísticas y de comunicación en un
desplegado abierto, sintetizan el agravio y las demandas: justicia, y para
ello, el esclarecimiento inmediato, la atracción federal del caso, la
protección de las familias, las medidas para evitar un nuevo atentado contra
los chihuahuenses, que hoy como comunidad, estamos de luto y sumamente tristes.
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