sábado, 21 de abril de 2012

NUNCA HAGAS LLORAR A UNA MUJER

Toda mujer tiene una flor, soltera, casada, viuda o divorciada. Esa flor existe y esa flor, ese aroma, es para adornar el corazón del hombre, no para aromatizar sus pies. El hombre debe entender que la mujer desborda y derrama el vino sanguíneo de su corazón. Por tal razón no provocar las lágrimas de su alma. El hombre debe saber que es como una planta que se sostiene por la luz de  una mujer y que no hay necesidad de maltratarla para alimentarse, ni saborear sus lágrimas para sentirse hombre. Desgracia su vida el hombre que hace derramar sus lágrimas a una mujer, el hombre debe saber que Dios cuenta una a una las gotas vertidas de su alma y de esto, a de rendir cuenta. La mujer no es un cuerpo, la mujer es un altar que todo hombre debe adorar. Pero también debo decir que: La mujer no debe sacrificarse por el amor de un hombre, al extremo de perder el sagrado encargo que Dios le dio como principio de la creación, la mujer no debe dejar adormecer su cerebro con halagos a su  físico, porque pocos hombres saben que en el altar de la mujer hay una ley y esa misma ley  hace descender el fuego del cielo para consumirlo en un holocausto. La mujer no debe hacerse desear, la mujer debe hacerse amar. La mujer no debe hacerse querer, debe hacerse adorar. En una relación de pareja, Tanto hombre como mujer  debemos diferenciar un, “Te quiero “con  un “te adoro “, te quiero significa “me das “y “te adoro “significa   te doy, la adoración es la fortaleza del espíritu gigante.

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