Pasillos del Poder
César Augusto Vázquez Chagoya
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18 de AGOSTO de 2010
TODO EN CALMA
En este país donde el presidente Felipe Calderón y los militares dicen que están ganando la guerra en contra del crimen organizado, siguen los asesinatos de periodistas, atentados a funcionarios policiacos, asesinatos de políticos donde sobresalen la del candidato a la gubernatura de Tamaulipas y el secuestro del prestigiado panistas Diego Cevallos de Fernández.
Todo en calma dicen las autoridades del Distrito Federal, porque no están asentado el crimen organizado en su demarcación territorial. Debe ser, porque tal vez a los capos del narcotráfico se les ha olvidado que existe el mejor mercado del mundo de cerca de 23 millones de mexicanos.
Todo en calma dice Marlon Ramírez, subsecretario de Gobierno de Veracruz, cuando no puede contener las demandas sociales de los grupos del estado y lo peor es que matan a conocidos políticos de Rodríguez Clara, Isla, Playa Vicente, Otatitlán, etc. Todavía este día se suman los ataques a policías como los 5 heridos hoy en Pueblo Viejo. Antes fue en Pánuco, Fortín. La muerte del comandante de la Policía Federal Preventiva en Cosamaloapan.
Con todo que la gobernabilidad está perdida en el país, aumenta el descrédito de las fuerzas armadas por las violaciones a los derechos humanos a ciudadanos que no tienen nada que ver con el crimen organizado.
En el plano político, el presidente Felipe Calderón, quien tenía todo para presentar su informe de gobierno este 1 de septiembre (por su alianza con el PRD) se desvanece sólo porque nunca se convocó a los senadores y diputados federales en los diálogos por la seguridad.
Hubo marcha atrás en la Presidencia. Hasta ahora de los 8 coordinadores de la Cámara, sólo ha aceptado ir con el presidente uno: el perredista Carlos Navarrete, senador de la república que poco recibió llamadas por el teléfono rojo.
Como si nos faltaran problemas al país, Marcelo Ebrard, jefe del Gobierno del Distrito Federal, se convierte en defensor de las instituciones de la república laica y se ofende porque el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval, manifiesta que había “maiceado” a ministros de la Suprema Corte de la Nación para aprobar que los gay adoptaran niños.
Si Don Marcelo supiera lo que se dice de él, lo de “maicear “es una caricia. ¿Qué se atenta contra el estado laico? Pues que tarde se dio cuenta: las manifestaciones públicas de las religiones se dan en cada lugar de la república todos los días. No hay domingo en que no haya declaraciones políticas no sólo de católicos, sino también de evangelistas.
Desde ahora el defensor de la república no es el procurador general de la república, sino el jefe de Gobierno del Distrito Federal. Esa enjundia en contra de la iglesia la hubiera utilizado Marcelo en evitar que lincharan a tres agentes federales, cuando Don Ebrard comía plácidamente y nunca salió de un lujoso restaurante para encabezar el operativo de rescate de los policías cuando era el secretario de Seguridad Pública.
Darle importancia a las palabras de Sandoval es el ejemplo de a que estamos llegando en el país, que sólo abona a la confrontación sangrienta. Al tiempo.
Los enemigos del gobierno están de plácemes: ahora los soldados no se dedicarán a perseguir a narcotraficantes, sino a católicos y a los que se oponen a las bodas gay y las adopciones de estos de niños.
Ya existieron dos guerras entre el estado laico y la iglesia, pero no aprendemos. También debemos reconocer que Sandoval no es toda la iglesia católica.
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