Pasillos del Poder
César Augusto Vázquez Chagoya
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vazquezchagoya@prodigy.net.mx
29 de AGOSTO de 2010
MINATITLÁN Y TLACOTALPAN
Otra vez se ensaña la naturaleza con la ciudad de Minatitlán y la bella Tlacotalpan. Ambas poblaciones están casi al nivel del río y ambas tienen la suerte de que convergen varios ríos.
En mero enfrente de Minatitlán llegan los caudalosos ríos Coachapa y Chiquito, así como el Uxpanapa, que le dan mucha fuerza al río Coatzacoalcos a pocos kilómetros de salir sus aguas al mar.
Tlacotalpan, en la cuenca del Papaloapan, vive la coincidencia del río Papaloapan con el río San Juan. Antes llegan al “río de las mariposas” los ríos Tesechoacan y el Acula.
Así que ambas poblaciones están condenadas a las inundaciones, sólo que el problema se agrava más en Tlacotalpan porque no tiene cerros, contrario a lo que pasa en Minatitlán, que después del malecón todo es subida.
Los ingleses para construir la refinería en 1908 al lado del río Coatzacoalcos, crearon un gran cerro para que nunca le llegaran las inundaciones a instalaciones vitales y sólo se afectara los muelles donde se mandaba petróleo a todo el mundo. Cuando ambas ciudades ubicadas en el sur de Veracruz están inundadas, significa que otros 60 municipios también están en peligro de inundarse. Ya hay cerca de 100 mil personas damnificadas.
En Tlacotalpan por su altura al nivel del mar, lo tienen que desalojar a casi toda su población; en Minatitlán, sólo es afectado el comercio del malecón y la populosa colonia Playón Sur. En este momento se encuentran incomunicadas más de 350 comunidades que sólo pueden recibir ayuda vía área.
Como ha sucedido años antes, el gobierno federal tarda en declarar zona de emergencia y aplicar el Fondo Nacional de Desastre en esta región de Veracruz. Ahora, los damnificados comen aire.
Lo más negativo es que en la zona norte acaba de estar el secretario de Desarrollo Social Heriberto Félix Guerra (después de estar inundados por varios días) y manifestó su preocupación por la situación en sur, pero no llega ninguna despensa.
Ante esta crisis natural existen las anécdotas: en Minatitlán lo único que funciona en el malecón son las cantinas, que se mantienen abiertas en los segundos pisos donde son abarrotadas por campesinos que, con inundación o no, se divierten después de comprar las despensas para sus casas. Con río crecido o no, ellos viajan en sus lanchas. Son verdaderos sobrevivientes de la vida.
Por el bien de la población afectada, deben cesar de tajo las divergencias entre el gobierno federal y el estatal. Los damnificados no tienen colores. No se vale, sobre todo cuando viene otra tormenta tropical para este próximo miércoles.
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