CHIHUAHUA, CHIH., A 31 DE JULIO DEL 2010
A LA OPINIÓN PÚBLICA:
Ante el recrudecimiento de la violencia desatada contra periodistas y medios de comunicación, la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, y la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP-México, manifiestan su postura en busca de encontrar la mejor manera de enfrentar con éxito la crisis de seguridad que nos involucra en forma preponderante por el trabajo cotidiano en las libertades de prensa y expresión.
PRIMERO.- Celebramos la liberación de los compañeros Óscar Solís, reportero del periódico local El Vespertino; Héctor Gordoa, de Televisa; Javier Canales Fernández, camarógrafo de Multimedios Laguna, y Alejandro Hernández Pacheco, camarógrafo de Televisa Torreó, colegas secuestrados en días pasados en Gómez Palacio, Durango.
SEGUNDO.- Ante la delicada situación que plantean diversas situaciones, como la privación de la libertad y/o las amenazas, y la posibilidad de que la abundancia de información actualice y agudice los riesgos, deseamos sostener nuestra posición al respecto:
1.- El principal valor a proteger es el de la vida, por lo que debemos hacer esfuerzos para privilegiar su protección, aún restringiendo momentánea y parcialmente otros principios elementales, como es el derecho a la información, en situaciones de excepción como los que vivimos, de ahí que hasta ahora nos pronunciemos con respecto a los acontecimientos de Gómez Palacio, Durango.
2.- FAPERMEX y FELAP-México han sido constantes en la denuncia de atropellos, abusos contra la libertad de expresión y en el envío de alertas acerca de situaciones de riesgo y amenazas contra periodistas y medios de comunicación, además de llevar el registro exacto y puntual de los asesinatos y de las desapariciones forzadas de que han sido víctimas los trabajadores de la prensa: 111 muertos y 12 continúan desparecidos de 1983 a la fecha.
3.- Creemos que el principio elemental es informar siempre y en todo momento, sin dejar de tomar en cuenta las circunstancias a cada situación en particular en busca de proteger la integridad del periodista, máxime cuando esté privado de su libertad.
4.- En caso de amenazas o privación ilegal de la libertad, la información debe propiciar en todo momento la protección de la víctima o de las posibles víctimas, lo que implica necesariamente una posición ética del medio de comunicación y de los colegas.
5.- En este sentido, las organizaciones periodísticas debemos evaluar cada caso en particular, para determinar hasta donde debe llegar el contenido de las alertas, en busca de privilegiar el principio de máxima protección a la persona.
6.- Cerrar micrófonos, apagar cámaras o clausurar rotativas es una estrategia que indica la prudencia y la sensatez, en cambio, el protagonismo para llamar la atención resulta una actitud peligrosa y de alto riesgo.
La libertad de expresión, en efecto, no se defiende con el silencio, sin embargo la ponderación es obligada cuando se trata de salvar una vida. Ello no quiere decir que cuando se acalle una pluma, con organización y solidaridad, no se alzarán muchas otras ante las amenazas reales e inminentes a las más caras libertades.
A los periodistas nos toca ejercer nuestra profesión con un alto sentido social ético y responsable, a las autoridades garantizar plenamente el ejercicio de esas libertades y a la sociedad sumarse en acciones que protejan uno de los pilares de la vida comunitaria moderna: el periodismo.
A partir de esta comunicación, la Federación coloca un moño negro en la página web www.fapermex.com.mx, en señal de luto, así como el texto anterior como denuncia pública permanente.
ATENTAMENTE
“UNIDOS POR LA PALABRA LIBRE”
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