GNOMOS, DUENDES Y CHANEQUES.
UBALDO ALVAREZ MELCHOR.
¡VIVA MÉXICO! ¡VIVA LA VIRGEN DE GUADALUPE!
¡MUERA EL MAL GOBIERNO!
Y habrá otro vino y otro pan
con otra historia que contar
para volver a comenzar.
VIENTOS DEL 90.
I.-SEGÚN LA versión de quienes escribieron la historia oficial, éste es el auténtico Grito de Independencia, que dio el sacerdote católico Miguel Hidalgo y Costilla en Dolores, Guanajuato, la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Dos siglos después, el grito libertario sigue teniendo vigencia ante los vaivenes que individuos sin escrúpulos y grupos facciosos entregados a sus ambiciones desbordadas, han impuesto al rumbo de la nación, actualmente en la postración económica, la violencia institucionalizada y la miseria moral.
EL RECUENTO de los logros y los daños, al calor del entusiasmo sincero por el Bicentenario, ajeno al patrioterismo, nos entrega la suma del desaliento y la frustración, al traer a la memoria las grandes proezas que los héroes protagonizaron para consolidar una nación independiente y justa.
EN DOSCIENTOS años, México tuvo dos Imperios, el de Agustín de Iturbide y el de Maximiliano de Hapbsburgo, el primero efímero y tragicómico; el segundo desastroso y sangriento; la Reforma liberal, que dio forma tangible al Estado visualizado por Morelos… y la pérdida de la mitad de su territorio. La primera gran revolución social del siglo 20 que liquidó a una dictadura senil y afrancesada; la época de los caudillos, (señores de horca y cuchillo) y la de las instituciones, con estabilidad y paz social, según las voces oficiales, que desembocó al final de una cadena interminable de crisis económicas y políticas, en un neoliberalismo devorador que ha convertido al Estado en una comisión de contratos de lo que ayer fueron los trusts y ahora son las empresas trasnacionales, hurtando los recursos nacionales, renovables y no renovables, liquidando prestaciones sociales y conquistas laborales y cancelando el futuro de la presente y las próximas generaciones, mientras obsequian como consuelo a nuestra marginación crónica, el pan de los “levantones”, ejecuciones, decapitaciones y bombazos nuestros de cada día.
AVANCES EN educación, política, infraestructura, ciencia y tecnología los ha habido, pero, con las honrosas excepciones, no ha sido gracias a un trabajo perseverante de los servidores públicos,
-ineficientes, rechonchos, voraces, insaciables y muy caros (los más caros del mundo)- sino muy a pesar de ellos; los mexicanos, hombres, mujeres y jóvenes, han impulsado con su energía, su sangre y su vida, el rescate de los espacios secuestrados al libre ejercicio de la democracia.
EL IMPERIO que continúa en el poder, imperturbable, adaptándose a los tiempos, desde la cúpula y los mandos medios hasta abarcar todo el entramado social, es el de la corrupción, la ignorancia y la impunidad; que nos ha desfigurado el liderazgo moral que presumíamos.
DE MANERA que en el Bicentenario de la Independencia tendremos muchos episodios qué recordar, aquellos que los exégetas elevaron a la categoría de proezas; pero harán falta motivos fundados para una auténtica celebración, a no ser que la soterrada inconformidad de décadas produzca una nueva erupción, un estallido social que no deseamos, pero que nos puede poner otra vez en el camino de las soluciones radicales. No hay que olvidar que la historia la escriben los historiadores, pero la hacen los pueblos.
ASÍ ES que ahora ya sabemos cuál es el auténtico “Grito”… ¡y a cortarle la cabeza a los neoliberales!
hosirius_es1@yahoo.com.mx
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