Columna sin nombre
Pablo Jair Ortega
www.columnasinnombre.com
pablojairortegadiaz@gmail.com
9 de SEPTIEMBRE de 2010
DE ESO SE REÍA LA BARBIE
La Barbie y La Mona Lisa pasan a la historia por su enigmática sonrisa, con una pequeña diferencia: gracias a la soberbia y estupidez de la Policía Federal y su fantasioso director Genaro García Luna, ya sabemos de que se ríe la muñeca que todos quieren.
Lo que era un golpazo, lo que era para presumirse, lo que con esto podría haberse dado un rayito de esperanza para que acabara la insoportable levedad de la violencia sanguinaria, la detención de la Barbie hoy queda en un teatro mal montado que desgasta enormemente a la credibilidad de quien dice combatir a los malosos y de paso justifica asesinatos de familias porque son “daños colaterales”.
Cuando apañaron a la Barbie y lo presentaron en el hangar del aeropuerto del DF, todo mundo se clavó al televisor para conocer a tan finísima persona que hasta puso de moda la camiseta de Polo que llevaba puesta. Y más de uno se espantó, se indignó y comentaba sobre la sonrisa del capo al momento de ser llevado ante las cámaras: que si era disociación afectiva (versión de un dizque psicólogo chipucludo), que si tenía miedo (versión Chagoya), que si era cínico (versión Brozo), y varios argumentos de porque el barón de la droga andaba casi cajeteado de la risa ante su presentación en sociedad.
Hoy, después de conocerse que Edgar Valdez Villareal en realidad no fue capturado como nos lo contaron y que él solito se entregó, ya podemos entonces saber que La Barbie se estaba riendo por la sarta de estupideces que en ese momento decían los altos funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública Federal y de la Policía Federal al respecto de cómo acontecieron los hechos.
Y es que imagínese por un momento ser La Barbie, escuchar las mentirotas de cómo fue detenido, y dígame si no es de risa y como para pensar mentalmente “No maaaa…”.
Lo esencial del discurso oficial, “haiga sido como haiga sido”, fue (imagínelo en voz acá de narrador policiaco muy chicho) que hubo un operativo acá mega picudo donde hubo agentes infiltrados disfrazados de piedras, árboles y pájaros basados en trabajo de inteligencia y colaboración con la DEA, el FBI, Interpol, Los Strokes CTU, CSI --Miami, Las Vegas y New York-- y creo que hasta el MI6 (digo, si ellos pueden inventar fantasías, ¿por qué este trinche columnista no?).
Y así nos la estaban vendiendo ante los medios de comunicación mientras La Barbie nomás se estaba cagando de la risa como diciendo “No maaaaa… Estos fumaron lo que yo vendo”.
Qué necesidad, en serio, de exponerse de manera tan zopenca por parte de la autoridad. El detener a la Barbie en sí ya era un buen golpe al narco y no había necesidad de hacer todo un show para quedar así como los super-policías. Bastaba con respetar el parte oficial de la película: que un convoy de la Policía Federal fue rebasado imprudentemente por tres vehículos y que al darles persecución les pidieron que se detuvieran, y ¡Zas! Uno de los pasajeros era La Barbie.
Así, si quiere usted de chiripa, pero hubiera sido una versión real que no habría necesidad de adornar con fantasías. Al contrario, habría entonces --si es que tienen a alguien inteligente en el área de Comunicación Social-- para destacar que pese al personaje los uniformados no se amedrentaron, se dejaron chantajear o chantajearon y cumplieron con su deber.
Así de simple y sencilla hubiera sido la historia, sin que nada la tumbara, como sucede hoy con la detención fantasiosa de la Policía Federal y la Secretaría de Seguridad Pública.
Otro detalle a seguir es cuánto de estos recursos se emplearon en el supuesto operativo hoy desmentido: ¿cuánto dinero se invirtió en equipo? ¿cuántos elementos que comen, duermen, cobran? ¿cuánta gasolina y vehículos empleados? Esto de la mentira sobre la captura fantasiosa de La Barbie, más bien parece un ocultamiento de desvío de recursos, aprovechando la detención fortuita del capo.
Lo peor es que casos como el de los periodistas secuestrados en Durango suma más a la interrogante de hasta dónde son ciertas las versiones de la Policía Federal; si de verdad fueron raptados por malosos o por elementos de la misma corporación; si en realidad fue un operativo de rescate. Ante tales mentiras, lo del rescate de los periodistas se antoja más a una maquinación perversa por parte de la misma autoridad para quedar como héroes, tal como el caso de la detención ficticia de La Barbie.
Muchas dudas que surgen por las fantasías de altos funcionarios.: el descrédito se lo han ganado a pulso. Acabarían por tener más veracidad las narcomantas.
Por lo menos ya sabemos de qué se reía La Barbie, ahora falta nomás La Gioconda.
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