Punto y Coma
Recesión, influenza y candidatos
Los mexicanos somos aguantadores
Tienen el valor o les vale
Por Luis González Romero
Los mexicanos somos aguantadores y nunca nos levantamos porque nunca hemos estado caídos y, en ocasiones tenemos el valor y en la mayoría de los casos nos vale, pues al fin y al cabo en México no pasa nada y cuando llegan los tiempos electorales jugamos a la democracia y nos dejamos llevar por el saludo de una mano sudada y hasta contaminada por la influenza, por una sonrisa o simplemente por las mentiras que salen de la boca de los que aspiran a ocupar una diputación federal para salvar al pueblo de la pobreza, de enfermedades, marginación y hasta de lo imposible, como es la corrupción.
A Dios rogando y con el mazo dando, como decían los abuelos; golpes en el pecho, comiendo santos y defecando diablos; haciendo farsas y comparsas que se escuchan y se ven cada vez que se avecinan procesos electorales, para los cuales se escogen a los “mejores hombres y a las mejores mujeres” de cada uno de los partidos políticos del centro, izquierda, nueva izquierda, ultraderecha, revolucionarios si carabina, verdes o amarillos; en fin, la vida es un carnaval y la política mucho más, sobre todo para divertirse con lo que se hace y dice, y participando en la farsa el día de las elecciones, ahora arbitradas por el IFE, que “es garantía de confianza y legalidad”.
Si usted tiene un poquito de memoria, seguramente recordará que cuando comenzaban los problemas de la crisis económica y financiera en los Estados Unidos, nuestro flamante Secretario de Hacienda dijo que no pasaba nada, que se trata de una simple gripe; pero luego resulta que la simple gripe se convirtió en pulmonía y por encima de los blindajes anunciados con los ahorros que dejó Fox y los prestamos del BID, los mexicanos estamos en franca recesión y aunque anuncien cifras alegres de generación de empleos, el país está enfrentando una crisis muy difícil.
Pero el 16 de Abril nos visitó Barack Obama, presidente de Estados Unidos y México fue noticia de primera planada en el mundo; pero una semana después, el 24 del mismo mes, aparece la influenza porcina (a la que después le cambiaron el nombre porque estaban perjudicando a mucha gente) y la noticia se extiende por todo el país y por muchos países, ocasionando una serie de reacciones económicas, sobre todo en el sector turismo y empresarial y, los chinos enojados arremeten contra los mexicanos en ese país, como también lo hace Fidel Castro y muchos más que colocaron a México como el “patito feo”.
Con ello quedó demostrado que tenemos muchas deficiencias como país y el virus de la influenza tipo A evidenció un sistema de salud débil, obsoleto y fragmentado.
La falta de inversión en infraestructura y la creciente privatización de los servicios han dejado al país vulnerable, coincidieron especialistas. Además, a muchos mexicanos se les cancela su derecho constitucional a la protección de la salud.
Entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según su reporte Health Data 2008, México se distingue por ser el que menos recursos destina a salud pública, con 6.6 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), cuando el promedio de los países miembros es de 8.9 por ciento y, de esa “bandera” ahora se cuelgan algunos candidatos que buscan diputaciones, argumentando que si el voto les favorece, van a legislar para que haya más recursos para la salud del pueblo (a otro perro con ese hueso), es una mentira más de los mexicanos y de un sistema fragmentado.
Durante los tres primeros días de la alerta sanitaria, después del 20 de abril, todo fue confusión en clínicas y hospitales públicos. Testimonios de médicos y enfermeras, que prefirieron el anonimato por temor a represalias, coinciden en que predominó la desorganización.
Una de las causas fue que cada institución (IMSS, ISSSTE, las secretarías de Salud, de la Defensa Nacional y Marina, y Petróleos Mexicanos) posee diferentes bases de datos de sus pacientes, lo cual impidió elaborar un diagnóstico nacional, en tiempo real, de lo que ocurría.
Maki Esther Ortiz, subsecretaria de Innovación y Calidad de la Secretaría de Salud, reconoció que la emergencia sanitaria permitió “detectar los rezagos en infraestructura de salud”; obligó a las autoridades a realizar, a marchas forzadas, un inventario del equipo médico disponible; y en menos de tres días debieron establecer lineamientos dirigidos al personal de salud para contener la transmisión de la influenza y tratar al paciente en forma homogénea en el primero, segundo y tercer niveles de atención.
Además, consideró necesaria “la integración funcional del sector” para mantener “una comunicación que permita que todos estemos conectados en tiempo real”, y que “se requiere de un padrón único de beneficiarios, de un expediente electrónico y de guías clínicas que homogeneicen todo el sistema nacional de salud”.
Gustavo Leal Fernández, profesor e investigador del Departamento de Atención de la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, opinó que la epidemia mostró que no hay comunicación ni control de la Federación hacia los sistemas estatales, lo que explica la tardanza para notificar —cuando no hubo ocultamiento— a la Secretaría de Salud los casos con sospecha de diagnóstico por influenza tipo A.
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El rezago en la infraestructura puede medirse, entre otros parámetros, por el número de camas hospitalarias, afirmó Nancy Pérez García, directora ejecutiva de Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social (Incide Social): México cuenta con 0.8 camas por cada mil habitantes, cuando el promedio de los miembros de la OCDE es de cuatro por cada mil habitantes.
Un ejemplo es el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS): en su informe anual, al ejecutivo federal reconoció que dispone de 0.83 camas por cada mil habitantes, lo que equivale a un rezago de 25 años. En promedio, el mobiliario y los equipos tienen esa misma antigüedad.
A nivel nacional, de acuerdo con Incide Social, por cada 2 mil habitantes hay tres médicos, un consultorio y cuatro enfermeras, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda entre dos y tres médicos por cada mil habitantes. Además, en el país, según datos de la Secretaría de Salud, hay 1.8 médicos por cada mil habitantes….y hay se lo dejamos de tarea, para que vean que una cosa es lo que se dice y otra la verdad a la que tenemos que enfrentarnos en casos de contingencias…..por hoy es todo, soy Luis González Romero, mi correo electrónico: notiluis@hotmail.com, hasta pronto y que no les valga, mejor tengan el valor.
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